Conscientes de lo que en Vilagarcía se están jugando, los miembros de Izquierda Unida hacen especial énfasis en los matices. No quieren que, de ninguna forma, se compare su posición política con aquella pinza con la que que Julio Anguita y José María Aznar cercaron a los últimos gobiernos de Felipe González .
Los temores de los de Juan Fajardo están justificados, puesto que la idea de la pinza sobrevuela la política vilagarciana no sólo desde el famoso pleno de las liberaciones, en el que IU y PP votaron en el mismo sentido, sino también a raíz de la nueva coincidencia de ambas formaciones, esta vez en sus críticas a la demora sufrida por la apertura de la guardería municipal. La nacionalista Rosa Abuín , concejala de Promoción Económica, incidía ayer en este punto: «Acaban de demostrar que están coincidindo co PP, así que a ver quen está facendo política de esquerdas e quen de dereitas».
En el otro lado, claro, las cosas se ven distintas. Ramón Bueno, número dos de Izquierda Unida, está convencido, por ejemplo, de que en el bipartito se ha instalado la consigna de intentar dejar en evidencia a su formación, potenciando la idea de que traiciona a la izquierda para votar con el PP.
No falta en el seno de IU quien esté convencido de que la coalición de PSOE y BNG se presentó en el pleno sabiendo que su propuesta de salarios sería rechazada. «¿Que razón poderían ter se sabían que tiñan a votación perdida? Pois criticar a Esquerda Unida e poñernos como os malos da película».
Entre unas cosas y otras, Vilagarcía entra en una semana fundamental si es que los munícipes piensan llevar las liberaciones al pleno de este mes. De por medio, la posibilidad de una última oferta de integración en el gobierno, que los menos optimistas ven muy lejana. Unos porque creen que IU huye y sólo critica; otros porque temen una engañifa.