El grupo de pop español Melocos consiguió llenar en el concierto que ofreció en A Xunqueira con motivo de las Festas de San Roque gracias a un variado repertorio que conjugó sus canciones más conocidas con éxitos de la década de los ochenta.
Este quinteto compuesto por Jaime Terrón, Gonzalo Alcina, Manu Jurado, Andrés Ortiz y Antonio Suárez ofreció más de una hora de música y espectáculo para jóvenes y adultos. En el recinto sonaron canciones que los situaron como número uno como Cuando me vaya, un éxito cantado junto a Natalia Jiménez, solista del grupo madrileño La quinta estación, u otras menos recientes que fueron éxitos hace dos décadas como ¡Adiós papa!, de los Ronaldos o Enamorado de la moda juvenil, de Radio Futura, que adaptaron a su estilo.
De este modo hicieron que tanto los hijos como los padres que asistieron al espectáculo disfrutaran de su música. Pues a lo largo del mismo hicieron varias alusiones a los menos jóvenes para que también se animasen a cantar los clásicos de su época junto a sus hijos, lo que hizo de los asistentes un todo unido que se desmelenó y bailó a su son.
Ellos tampoco se quedaron cortos en lo que a vivir la música se refiere, pues derrocharon toda su energía sobre las tablas hasta el punto de que su cantante, Jaime Terrón, llegase a intentar escalar el escenario o que incluso desafiara a la brisa de medianoche desprendiéndose de su camiseta y regalándosela a sus fans.
De este modo, los del sur pusieron un buen broche final a este concierto que no defraudó y que, aunque con una menor afluencia que en días anteriores, continúa la buena línea de los espectáculos de San Roque 2010, que empezaron el pasado sábado con la actuación del grupo gallego Berrogüetto y siguieron con Gisella, Sergio Dalma y David Civera.
Bonita anécdota
Anxela y Lorena fueron las dos primeras niñas en hablar con los Melocos en la firma de autógrafos que ofrecieron los integrantes del grupo en el auditorio de Vilagarcía antes del concierto. Este momento lo aprovecharon las dos para hacer entrega a los chicos de dos pulseras muy originales, una de cuero, que había hecho su madre, y otra con dados de la suerte.
El gesto gustó mucho a los Melocos, puesto que lucieron las pulseras en el concierto, lo que emocionó a las dos niñas e incluso a su madre.