
El modisto carrilexo recogerá el viernes, en Madrid, un premio que afianza su prestigio en el panorama de la moda nupcial
11 jun 2014 . Actualizado a las 06:57 h.Franco Quintáns se ha hecho acreedor, por su trayectoria, a uno de los prestigiosos premios Dedal de Oro en su quinta edición. Una cena de gala, el viernes, en el Palace Hotel de Madrid, servirá de escenario a la entrega de un galardón que ya poseen, entre otros, Ágatha Ruiz de la Prada, Victorio & Lucchino, Loewe, Aitana Sánchez Gijón o Adolfo Domínguez. El diseñador de Carril consolida, con él, su proyección en el mundo de la moda nupcial y el traje fiesta, el ámbito en el que se ha especializado.
-Háblenos un poco del Dedal de Oro. ¿Qué significa?
-Bien, da un poco la medida de lo que es el mundo de la moda en España. Es un premio que han creado y otorgan, formando parte del jurado, gente relacionada con el diseño. La presidenta de honor es Beatriz de Orleans, que fue imagen de Christian Dior. Están periodistas especializados, como Rosa Villacastín. O Javier Larrainzar, uno de los grandes. Lo organiza la agencia de comunicación de Jacob Fitzgerald.
-¿Qué supone, entonces, su concesión? Proyección, claro.
-Evidentemente. A la gala de Madrid acuden todos los medios de comunicación, sobre todo aquellos que están especializados en moda, y representantes de todos los ámbitos que tienen que ver con ella. Desde fotógrafos a maquilladores, modelos, bloggers. Las principales revistas, Telma, Vogue, Mari Claire. No se trata de un premio económico. Lo que hace es posicionar tu firma; es un reconocimiento a tu trayectoria que te proyecta y contribuye a darte a conocer.
-Algo importante para las firmas pequeñas o medianas, como Franco Quintáns, ¿no?
-Es que en España, aparte de las grandes firmas, el resto somos empresas medianas tirando a pequeñas. No tenemos una infraestructura demasiado grande. En mi caso, acabo de presentar mi nueva colección, Water Love, en el Palacio Cibeles, en Madrid, y formo parte de una asociación en la que intentamos hacer la producción en España de nuestras colecciones y salir al extranjero todos juntos, defendiendo siempre el producto nacional, made in Spain. Nunca vas a poder competir con las grandes, pero no es algo que tampoco nos interese. Lo que pretendemos es buscar pequeñas tiendas o puntos de venta que comprendan nuestra filosofía.
-¿En qué consiste?
-En querer ser especial. Un traje de novia distinto. Nuestras series son pequeñas, nada de masificación, y a medida. Realizamos un vestido exclusivo, diseñado para la persona.
-¿Dónde está el principal mercado para esta filosofía?
-En este momento el punto principal es Barcelona. En septiembre queremos abrir en Madrid, pero no a través de las tiendas, que están fallando mucho a nivel nacional, sino llegando directamente a la novia. Bien por nuestra cuenta, bien contando con organizadores de eventos. De aquí a septiembre u octubre queremos también empezar a trabajar en Milán. Y hay otra serie de proyectos más allá.
-Se supone que el matrimonio es una institución en crisis. Mal asunto para la moda nupcial.
-He estado preocupado porque llevábamos tres o cuatro años muy malos entre la crisis socioeconómica y la entrada del mercado asiático, con unos precios imposibles con los que competir si pagas una mano de obra española y un tejido italiano bueno. Pero este año la gente busca algo distinto. Muchas bodas no pasan por la Iglesia, pero las novias están demandando también un traje, tal vez no con velo y cola, pero sí un vestido especial. Parece que empezamos a resurgir.