Su aparición, de un día para otro, a un paso del mar, en la avenida Víctor Pita, provocó esta semana un profundo descontento en Vilaxoán. Indignados al comprobar cómo una escombrera nacía y crecía con nocturnidad y alevosía frente a la abandonada fábrica de Cuca, los miembros de la asociación de vecinos decidieron poner el asunto en manos de la Policía Local y, al no obtener respuesta, denunciarlo ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Ayer, un día después del revuelo, el Concello aclaró lo que había ocurrido. No se trata, explican fuentes municipales, de un vertido incontrolado, sino de un depósito debidamente autorizado por el propio Ayuntamiento, que desaparecerá en cuanto finalicen las obras que lo motivan.
El amontonamiento de hormigón y piedra, afirma Ravella, tiene su origen en la intervención que la compañía concesionaria del alcantarillado y el abastecimiento de agua potable, Espina y Delfín, está llevando a cabo en la calle Benigno Santos.
Es el Concello el que promueve la obra. De hecho, el alcalde saliente, el popular Tomás Fole, se refirió ayer a esta actuación dentro del listado de inversiones en marcha que deja como legado a su sucesor, el socialista Alberto Varela, y a su equipo.
Residuos para gestionar
En resumidas cuentas, el Ayuntamiento puntualiza que la concejalía de Obras era perfectamente consciente de que antes o después frente a las instalaciones de Cuca se haría acopio del material que es necesario extraer para la ejecución de una serie de trabajos que incluyen la sustitución de las canalizaciones. Tanto es así, que tanto el departamento que hasta hoy ha dirigido la popular Ana Granja como la dirección de obra dieron su visto bueno a este depósito temporal. Eso sí, tan pronto concluya, Espina y Delfín recogerá y pondrá los escombros en manos de una empresa gestora de residuos.