Los recortes y las condiciones en las que el personal que cubre la tercera planta del Hospital do Salnés realiza su trabajo se encuentran en el origen de la reclamación que la familia de un paciente dependiente presentó el domingo en las instalaciones médicas comarcales. Una mujer, cuyo padre sufre demencia y permanece ingresado, denuncia que el equipo no podía darle de comer pese a que necesita ayuda para ello, porque «no tienen tiempo por los recortes». Esta, asegura la denunciante, es la explicación que se le ofreció.
«Mi padre tiene demencia y a mí por sistema no me quiere comer -explica la mujer- y al ser avisados para ello me manifiestan que no pueden dar de comer a los pacientes porque no tienen tiempo». Finalmente, reconoce, los auxiliares alimentaron a su padre, «aunque lo hicieron a toda prisa». Es más, los argumentos sobre el empeoramiento de las condiciones de trabajo continuaron. Los técnicos sanitarios no quisieron facilitarle sus nombres y apellidos, cuestión que la denunciante asegura comprender, «porque la gente teme por su empleo, pero en ningún caso puede justificar que no se preste el servicio ni una mala contestación». En este sentido, la familiar reflejó en su reclamación que si este estado de cosas persiste hará responsables de lo que suceda «a las personas físicas y jurídicas que tuvieran competencias en el asunto» y que tomará las medidas que considere pertinentes en defensa de sus derechos.
En contra de los recortes
La mujer quiso manifestar su rechazo ante las consecuencias de los «recortes sociales», en este caso en materia de sanidad. El personal, asegura, le informó de que las cosas irán a peor si Sanidade no amplía la plantilla que presta sus servicios en Rubiáns de forma paralela a la ampliación física de las instalaciones que en estos momentos se está ejecutando: «Quienes nos gobiernan deberían ser conscientes de que con sus decisiones pueden poner en peligro la dignidad y la salud de mucha gente, en especial de los menos favorecidos».