Análisis de las claves que han llevado al equipo celeste de vuelta a Tercera División
26 abr 2016 . Actualizado a las 05:05 h.«Este ano estamos a demostrar que somos os mellores da categoría». Lo decía en la tarde del domingo el entrenador del Vilalonga, Antonio Fernández, poco después de que su equipo certificase el regreso a la Tercera División con la ayuda del Mondariz en forma de inesperado triunfo sobre el Porriño. Un dato este que para el desinformado puede sonar a ascenso de carambola. Nada más lejos de la realidad. Al equipo del San Pedro le han sobrado cuatro jornadas para, con 75 puntos de 102 posibles, volver a una categoría que nunca debería haber abandonado. Al menos, no en la forma en la que le tocó hacerlo, con un triple empate a 45 puntos con Dorneda y Negreira en el 2013. El Vilalonga vuelve a la Tercera, y lo hace a lomos de un proyecto sólido, coherente y ungido con el sudor de un grupo de jugadores, técnicos y directivos unidos en su afán por reivindicarse y reivindicar una marca colectiva cargada de historia. Estas son algunas de las claves de su éxito.
Fichajes
Muchos buenos jugadores con ganas de demostrarlo.
Resulta innegable que el Vilalonga arrancaba la Liga de Preferente con una de las mejores plantillas del campeonato. Pero es bien sabido que un grupo de grandes jugadores no hace necesariamente un equipo, más si hablamos de uno ganador. Carlos Bouzada, vicepresidente deportivo de una directiva de nuevo cuño, e Isidro Barbeito firmaron un cásting perfecto sobre un argumento no exento de un alto grado de riesgo. Incorporando a jugadores escaldados en sus anteriores destinos, caso de Santi y Javi Pazos, procedentes del Arousa -el último tras hacer parte de la pretemporada con el Ribadumia-, o Bisti, llegado de A Senra, junto a dos hombres tocados por el inexplicable naufragio del Portonovo, Parada y Renda, y otros nombres de la talla de Diego Blanco o Porta. Y el cóctel de veteranía y juventud cuajó.
Adaptabilidad
Un once y un dibujo definidos para jugar como sea necesario.
La nueva directiva del Vilalonga mantuvo la apuesta de su predecesora por el ourensano Antonio Fernández. Un técnico que sobre un 4-3-3 de principio ha construído un colectivo capaz de plantearse con idéntica capacidad de resolución los partidos en clave combinativa o de contención; lo que más convenga dadas las características del rival y el terreno de juego. Iván Parada, en la portería, Santi en el lateral derecho, Renda y Adrián Santos en el centro de la zaga, Manu, Jesu y Bisti en la medular, y Javi Pazos y Pablo Porta secundando a diestra y siniestra a Diego Blanco. Este ha sido el sólido once más frecuente del Vilalonga, con el lateral izquierdo quizás menos acaparado por un único hombre, alternando entre otros al incombustible gran capitán Saúl y Giao. Y en el banquillo, recambios con los que el Vilalonga no baja el pistón.
Números descomunales
Sobresaliente ataque, y defensa casi al nivel del Atlético de Madrid para un liderato ininterrumpido.
Con 58 tantos, 1,7 de media por partido, el Vilalonga es el segundo conjunto más goleador de la Liga tras el Porriño y empatado con el Céltiga. En lo que nadie le gana, y muy contados equipos de las categorías nacionales lo hacen, es en su nivel defensivo. Con tan solo 21 tantos encajados en 34 jornadas, o lo que es lo mismo, una media de 0,62. Un nivel próximo al de un Atlético de Madrid con 16 goles recibidos en 35 encuentros. Al extraordinario trabajo defensivo del equipo se une la presencia de un portero, Iván Parada, bregado durante casi una década entre la Segunda B y la Tercera. Al otro extremo del campo, Javi Pazos y Diego Blanco suman la friolera de 28 goles, 17 y 11 respectivamente, la mitad de la producción ofensiva del Vilalonga. El desequilibrio del choque de fuerzas ansiado por cualquier entrenador, en una proporción casi de 3 goles a favor por 1 en contra. Con siete triunfos encadenados de salida, el Vilalonga ha sido siempre líder a excepción de las tres primeras jornadas, en las que Valadares y Portonovo firmaron también pleno.
Unión
Todos para uno, uno para todos.
Si en algo han coincidido los tres estamentos del club implicados en la confección, gestión y rendimiento del equipo celeste, una directiva recién llegada, cuerpo técnico y jugadores, es en la perfecta comunión de un grupo humano humilde, trabajador y entregado a la causa, sin salirse nunca de su parcela. Lo que unido a una fiel afición cerró el círculo virtuoso con el que el Vilalonga remató la palabra ascenso.