Jéssica Bouzas cierra su año 1 en el Circuito ITF Junior apuntando a un Grand Slam

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

ACADEMIA TENIS FERRER

Con solo 14 años la vilagarciana ganó tres títulos y jugó siete finales en los catorce torneos en los que participó, cerrando su primera temporada como 293 del mundo

27 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En octubre del 2016 Jéssica Bouzas ejecutaba dos calculados pasos en el plan que junto a su familia ha trazado para pelear con éxito por su sueño, llegar a convertirse en jugadora profesional de tenis. Con 14 años recién cumplidos (24 de septiembre de 2002) la vilagarciana se enrolaba en la Academia Tenis Ferrer, propiedad de una de las mejores raquetas en la historia del tenis español, David Ferrer, y con su hermano Javier al frente de un cuerpo técnico con docena y media de entrenadores de primer nivel en sus instalaciones de Jávea, Alicante. Firmada la matrícula, Jéssica volvía fugazmente a casa dos semanas para disputar por segundo año los torneos internacionales júniores de Pontevedra y Sanxenxo. Solo que en esta ocasión, para convertirse en jugadora de hecho del Circuito ITF Tennis Junior, antesala de la WTA, y primer gran medidor real del potencial de las mayores promesas Sub-18 del mundo. Completado su primer año en el Circuito ITF Tennis Junior, el balance de Jéssica Bouzas resulta tan alentador que hay quien, como el director deportivo de la Federación Galega de Tenis, Marcos Casal Costas, ve de lo más factible encontrarse a la arousana el próximo curso en el cuadro de competición de uno de los Grand Slams Sub-18.

Un año después de haber iniciado el nuevo ciclo de su todavía incipiente carrera deportiva, Jéssica Bouzas figuraba el 9 de octubre del 2017 en el número 293 del ranking mundial ITF Tennis Junior con 165 puntos. El fruto a la decidida apuesta compartida por la jugadora y su familia y los responsables de su evolución en la Academia Tenis Ferrer por optimizar el desarrollo de su evolución técnica en el día a día en Jávea con un posicionamiento creciente en el circuito internacional. Una estrategia que llevó a Bouzas a exprimir al máximo el calendario ITF Tennis Junior, disputando los catorce torneos puntuables que tenía de tope por tratarse de una jugadora de 14 años. Doblando en cada uno de ellos en los cuadros individual y por parejas a fin de sumar el mayor número posible de puntos. Y consiguiendo plantarse en una de cada cuatro finales posibles.

Tras perder a mediados de febrero el partido por el título de dobles en el Alger Mehdi Bouras junto a la también española Lucía Garrigues, Bouzas se alzó una semana después con los triunfos individual y de dúos en el Torneo Ben Aknoun, también en Argelia y de Grado 5. A comienzos de julio caería en su manos el título individual de Aarhus (Grado 5), en Dinamarca. Sola se plantó además en las finales del Internacional Junior de Leiria y la Taça Diogo Napoles, en agosto en Portugal, y en pareja con la alemana Schech en la de la Sánchez-Casal Junior Cup el 6 de octubre; en los tres torneos, de Grado 4, sin suerte.

Solo otras tres españolas, las números 35, 65 y 270, figuraban por encima de Bouzas a 9 de octubre del 2017; y únicamente diez tenistas más jóvenes la precedían en el ránking mundial ITF Tennis Junior ese día.

Todo ello con tan solo 14 años, en un curso en el que hubo de compaginar su adaptación por vez primera a una vida a cientos de kilómetros de su casa y lejos de todo su entorno familiar, de amistades y escolar, con el salto cuantitativo y cualitativo de su trabajo diario de formación deportiva; y la capacidad para ensamblar en su físico y su cabeza todo lo anterior y una dinámica desconocida que la obligó a viajar y competir 14 semanas, la cuarta parte de un año natural, por tres continentes. Completada la adaptación a tamaño ecosistema, el 2018 no puede resultar más estimulante para Jéssica Bouzas.