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¿Qué fue del paraje verde de Barro en el que un día se topó el busto de un guerrero castrexo? Pasen y lean
31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hay lugares que tienen varias historias distintas. Y que incluso tienen encima historias totalmente opuestas. Algo así le pasa a Monte da Chan, un paraje verde de Barro cuya visita está más que justificada solo por las vistas que ofrece. No en vano, desde este mirador natural, aunque en primer plano se ve el polígono industrial y el tajazo al monte que supuso en su día la autopista AP-9, se observa mucha tierra verde de O Salnés y las cercanías de la ciudad pontevedresa. Pues este entorno, donde luce a medio gas una capilla -las obras se quedaron sin terminar- tiene al menos cuatro historias que contar: la de lo que fue en la Edad del Hierro, cuando lo habitaban los castrexos, la de lo que fue hace solo un puñado de años, cuando Ana Kiro y Los Chunguitos llegaron hasta él para amenizar las míticas romerías de San Cibrán, la de lo que pudo ser cuando a alguien se le ocurrió que era buen lugar para plantar ahí un obelisco de 38 metros que al final se quedó en nada, y la de lo que es hoy en día, una zona un pelín descuidada pero con un encanto natural enorme. Llegar hasta el alto del monte no requiere grandes esfuerzos. Si se sube en coche, puede hacerse por el polígono o por Os Casás, a pocos kilómetros de la estación de tren de A Portela. Y, si uno se anima a coronar la cima a pie, se encontrará con un camino agradable, salpicado de casas de piedra del país.
Vayamos al pasado más pretérito. Bajo el monte da Chan hay un castro. En el yacimiento se hizo alguna excavación. Y el caso es que apareció una cabeza; un busto de piedra. El hallazgo estuvo rodeado de controversia. De hecho, en Barro no falta quien recuerde la historia y cuente que lo que para algunos era claramente un resto del yacimiento castrexo para otros era la cabeza de un santo, de san Cibrán... Finalmente, el cráneo fue a parar al Museo de Pontevedra
Entre la aparición de la cabeza y que se empezó a decir que antiguamente en la cima del monte había habido una capilla, a finales de los años ochenta se decidió levantar un templo. Lo recuerda bien Luis, O Peixeiro, que de cuando en vez sube al lugar a limpiarle las telarañas a la capilla, ahora en desuso: «Entre os veciños e o Concello puxémonos co tema de capela. O monte é comunal, e decidiuse facer a igrexiña esta», dice. Se consagró en 1990, aunque las obras no llegaron a terminarse por muchos motivos, entre ellos los tropiezos con Patrimonio, que puso el grito en el cielo cuando a alguien -nunca se supo exactamente a quién- se le ocurrió plantar en la cima del edificio un campanario de tamaño descomunal, que todavía puede verse bien, con su barandilla de acero brillante y todo.
El obelisco para la Virgen
Pero, ojo, no fue esta la única vez que Patrimonio paró los pies con respecto a las ocurrencias para Monte da Chan. En el año 2005, de hecho, se montó una buena polémica porque se quiso colocar en este paraje un obelisco de 38 metros; un monolito promovido por una asociación religiosa que se iba a llamar Monumento Nacional al Inmaculado Corazón de María y que debía divisarse desde bastantes kilómetros a la redonda. La cosa quedó en agua de borrajas. Y lo único parecido que hay son dos cruceiros de piedra.
Lo que sí salió adelante, después de la construcción de la capilla, fue la celebración de la romería de San Cibrán, que primero se hacía en junio y luego en julio. La recuerda bien O Peixeiro. «Aquí tivemos unhas festazas, pasaron unha chea de artistas coñecidos, dende a Ana Kiro a Pili Pampín, por aquí viñeron todos. Non collían os coches no sitio, era unha cousa tremenda», cuenta el hombre con pena. Y es que la edad fue apagando las ganas de fiesta de Luis y de los vecinos, y la romería se terminó hace ya un par de años.
Desde entonces, la capilla se ha ido quedando un tanto sola con toda su historia y sus curiosidades encima. Luis mete la llave en el candado, cruza la puerta y mira hacia la bóveda. Parte todavía está en ladrillo, pero al fondo hay una bonita pintura en azul y blanco. «Iso viñeron facelo uns grafiteiros, pero despois a obra quedou inacabada», cuenta Luis, que aparta cariñosamente una sábana blanca y deja que San Cibrán vea el día unos minutos.
En el año 2005 se intentó construir en este entorno un obelisco de piedra de 38 metros
Bajo este paraje, ubicado en la parroquia de Agudelo (Barro),
hay un castro
Durante años se celebró una romería y por ella pasaron desde Ana Kiro a Los Chunguitos