Fundó un salón de autor para difundir la cultura del vino y expresar toda su potencia en Galicia
18 dic 2021 . Actualizado a las 20:17 h.La última edición previa a la pandemia, la del 2019, reunió en la plaza de abastos de Vilagarcía a ochenta bodegas, con participantes de Galicia, España, Portugal, Francia e Italia, que presentaron 560 elaboraciones. Castes recibió el premio Magnum a la mejor iniciativa de enoturismo en Galicia.
Este año, Castes regresó tras el paréntesis covid, y lo hizo con una vuelta a las raíces. Solo 25 bodegas y acceso limitado. El objetivo es retomar el pulso, pero solo cuando las condiciones de seguridad sanitaria lo permitan.
Nació en el 2017, y su evolución en apenas tres ediciones habla por sí misma. Castes, a feira do viño independente, reunió en Vilagarcía en su cita inaugural a una docena de bodegas que atrajeron a trescientos profesionales y setecientos visitantes. En el 2019, cuando el coronavirus era aún poco más que un rumor que llegaba del Este, el número de elaboradores se multiplicó hasta congregar a ochenta bodegueros en la plaza de abastos. Seiscientos profesionales y 1.400 visitantes siguieron su senda. La cuarta edición acaba de tener lugar, pero en esta ocasión en torno a la taberna Derby, que José Dieste Navazas (Vilanova, 1985) regenta en la capital arousana. Un regreso necesario, pero también un repliegue imprescindible ante la amenaza del covid. Solo cuando las condiciones sanitarias lo permitan, el salón del vino de autor volverá al camino del crecimiento. «Las dimensiones yo las tengo claras. Creo que dos mil personas, repartidas entre varios días, y un centenar de bodegas es más que suficiente, pero lo principal, ahora, es la seguridad de todos», subraya Sito.
La familia Dieste, que también gestiona el hotel Alte Frankfurt en Vilanova, está vinculada a la hostelería desde hace cuarenta años. «Nací sirviendo cafés, como cualquier hijo de tabernero», recuerda Sito, que esporádicamente echaba una mano en el negocio. Poco a poco, su interés creció hasta despertar la necesidad de formarse como sumiller, barista o cocinero. Fue entre los fogones donde realmente comenzó su trayectoria profesional, con 22 años, «aunque el servicio acabó pesando más». El crisol en el que fue definiéndose su personal idea del negocio fue el Derby, taberna con alojamiento que, de su mano, ha evolucionado enormemente. «Para mí sigue siendo una taberna de vinos, en la que la taza se sirvió hasta hace muy poco. Me parecía muy bonito ese contraste entre la gente joven y la más veterana». Aunque ahora no se piden ya tazas en el Derby. «Cuando lo que se consumían eran básicamente vinos de alimento, la taza tenía todo el sentido del mundo. Sucede que la finura y la complejidad mucho mayores de los vinos actuales requieren una buena copa para poder expresarse. Pero siempre estaré a favor de las tazas».
Esta preocupación por el mundo del vino comienza a concretarse en el proyecto de Castes hacia el 2016. «En O Salnés existe un déficit de cultura del vino. Algo que no sucede en otras zonas productoras. Estamos rodeados de viñedos, pero se desconocemos todo lo bueno que se está haciendo en Galicia». Así nace la feria del vino de autor, de la intención de aproximar a las Rías Baixas la cultura del vino gallego. No ya pensando en los profesionales, sino en el público en general. Y algo más. «Siempre digo que parece que nos hayan robado el derecho a opinar sobre vino, metido en un mundo demasiado esnob. En una sociedad que opina de prácticamente cualquier cosa, esto es muy paradójico, y debemos recuperar ese derecho para todos. Hablemos de vino».
Galicia, añade Sito, vive un momento particularmente dulce. «Tenemos una suerte inmensa, con setenta y tantas castes [variedades, en castellano] de uva propias, algo que no se da en ninguna otra zona de España y en muy pocos fuera de aquí. A nivel internacional, Galicia está comenzando a verse en el mapa vitivinícola. Hay una generación de bodegueros que suman la formación a la experiencia y a la tradición. Aquí están pasando cosas, nos están pasando a nosotros en este momento, y tenemos que disfrutarlas y aprovecharlas».
La estructura de Castes responde a este propósito. Cada año, el 70 % de las bodegas invitadas proceden de distintos puntos de Galicia. El 30 % restante llega desde otras áreas de España, de Portugal, Italia o Francia. «Valorar el vino también significa ponerlo en contexto, y lo que pretendemos es establecer una comparación con lo que se hace en otros lugares para demostrar que lo que se está haciendo en Galicia se encuentra a un nivel excelente». El término independiente cobra, aquí, todo su sentido. Los bodegueros que acuden no representan a ninguna denominación, sino a sí mismos y a sus propios criterios, a su trabajo con el suelo y la vid, lejos de constreñimientos. «Te lo explican en persona, ellos mismos, mientras pruebas sus vinos». Difícilmente podría pedirse más.