Una treintena de viviendas de Vilagarcía suman mes y medio sin internet por un mal cableado

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

De la fachada de su edificio cuelga un amasijo de conducciones al que ninguna compañía ha dado solución

26 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El número 4 de la calle Doutor Moreira Casal corresponde a un edificio ubicado al pie de la subida hacia la estación de ferrocarril de Vilagarcía de Arousa. Se trata de un edificio voluminoso en el que se distribuyen 27 viviendas que acaban de cumplir un mes y medio arrastrando un problema que hoy en día no muchos habitantes de cualquier entorno urbano estarían dispuestos a tolerar: sus conexiones de fibra óptica permanecen caídas desde el 8 de julio pasado, sin que las diferentes compañías de las que son clientes hayan solucionado esta carencia.

Uno de los vecinos afectados por esta situación se ha dirigido por escrito a una de estas operadoras, R, en concreto, para insistir en la existencia de una avería que le priva de conexión a internet y a la oferta de televisión por cable. «De hecho, fueron técnicos de R los que hicieron una visita el 8 de julio para llevar a cabo una actualización de la línea. Para hacerlo desconectaron el servicio, pero se marcharon sin que estuviese activado y desde entonces estamos así», denuncia el hombre, cuya paciencia se agotó hace semanas.

Su siguiente paso fue presentar una reclamación ante el Instituto Galego de Consumo. En ella, relata que únicamente ha recibido «esperas largas y evasivas» por parte de la empresa suministradora. «Ni siquiera han regresado físicamente para evaluar esta situación», señala el denunciante, más allá del reconocimiento de que existe un problema técnico. Fuentes de R confirmaron ayer que, en efecto, les consta una incidencia abierta y reiterada relacionada con este caso.

En busca de más afectados

Tras haberse dirigido también al Concello de Vilagarcía, los afectados han constatado que en el registro municipal no existe ninguna solicitud para intervenir en la fachada de su edificio a fin de solucionar el problema. Por ello, hacen un llamamiento a cualquier ciudadano que se encuentre en una situación parecida para que se ponga en contacto con ellos y sumen sus fuerzas en una reclamación conjunta.

Lo que parece residir en el fondo del problema es el nefasto cableado que cualquiera que se acerque al inicio de Moreira Casal puede observar. Del límite entre el edificio afectado y un bloque que acaba de ser rehabilitado pende un amasijo de conducciones digno de un polvoriento suburbio tercermundista. Su propio portal recibe a la gente bajo otro llamativo colgajo de cables sin guía ni concierto.