Los dos hermanos que cargan con metales preciosos la nave del Breogán

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

RAMON LEIRO

Los canoístas madrileños Noel y Diego Domínguez postulan su candidatura a los Juegos del 2024 tras sorprender con tres podios internacionales en el año de su estreno como dúo. Un éxito fraguado desde Galicia, bajo la tutela del tomiñés Daniel Costa

18 sep 2022 . Actualizado a las 00:09 h.

Noel (15 de enero de 1999) y Diego (4 de mayo de 2003) Domínguez se presentaron a comienzos del pasado mes de mayo al selectivo nacional con la única expectativa de iniciar su andadura como pareja deportiva agenciándose plaza en el C2 1.000 en alguna de las grandes citas internacionales de la temporada. Los palistas del Breogán do Grove se descubrieron ganando las cribas para la categoría Sub 23 en la distancia del kilómetro, pero también del C2 500 metros, barco que volverá al programa olímpico en París 2024, acabando asimismo segundos en la regata de corte para el C2 1.000 absoluto a tan solo 11 centésimas de los sevillanos Tano García y Pablo Martínez, pareja diplomada en los Juegos de Tokio 2021. Cuatro meses después, los dos hermanos madrileños del grupo nacional de canoa masculina que desde el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra prepara el director deportivo de la Fegapi, Daniel Costa, acaban de cerrar un 2022 de ensueño. Subcampeones de Europa y del Mundo Sub 23 en el C2 500 y bronce mundial de la misma categoría en el C2 1.000, embarcación esta última a la que añadieron el cuarto puesto del Mundial Absoluto. El pasado domingo, ambos redondearon por separado su curso de ensueño en las aguas húngaras de Szeged, Diego con el título de mejor C2 Mixto 500 del planeta junto a la pontevedresa Antía Jácome y su hermano mayor, con la plata en el C1 5.000.

Es este el premio a una apuesta personal, pero también al trabajo de fondo realizado por cada uno de ellos desde que en el 2017 Noel vio en Galicia la tierra de promisión en la que poder dar un gran salto deportivo de calidad. El que hoy sitúa a los Domínguez en la carrera por una plaza en los Juegos, si no en los de París, en los de Los Ángeles 2028.

La pura casualidad fue la que llevó a los dos hermanos a practicar piragüismo. Remando un día toda la familia en el lago de la Casa de Campo de Madrid, su padre se encontró con un amigo de la infancia al que hacía años que no veía y que le habló del club Alberche de piragüismo de la gran capital. Amante del deporte, no se lo pensó, y allí enroló a sus hijos, con 9 y 6 años. Noel despuntó desde infantil. Pero tras «ganar todas las regatas a las que iba», recuerda, en su primer año juvenil «pasé a quedar quinto, cuarto, tercero». Era el 2016 y ambicionaba estrenarse a nivel internacional, por lo que miró de buscarse un compañero «donde estaban los mejores», en Galicia. Un sexto puesto con el cangués Pablo Graña en el Mundial Júnior de C2 1.000 abrió la trayectoria internacional de Noel, abriéndole las puertas del CGTD en el 2017 tras fichar por el Breogán do Grove, y del equipo nacional de alto rendimiento de Sevilla en el 2018 —bronce europeo Sub 23 en C2 1.000— y 2019.

En el 2020 Noel regresó al CGTD de Pontevedra para recuperar impulso. Fue un año en blanco por la pandemia y el golpe de perder a su madre. Y tras un 2021 que «no salió como esperaba», con una fallida apuesta por el C1 1.000, Noel hizo de la necesidad, virtud: «En enero hubo que decidir cómo se montaban los barcos de equipo en el grupo. Los compañeros que habían tenido mejores resultados la temporada pasada en la nueva distancia olímpica de C2, los 500 metros, tuvieron más voz y nos quedamos en tierra de nadie».

Apuesta personal

Diego, que llegó al CGTD en el 2020 siguiendo los pasos de su hermano mayor y finalista en el C1 1.000 del Europeo y Mundial Júnior en su estreno internacional en un 2021 lastrado por un pie roto en primavera, fue la elección de Noel: «Le dije al entrenador que el mejor diestro del grupo con el que podía encajar era Diego. Entonces no me imaginaba esto. Nuestro objetivo en nuestro primer año juntos era clasificarnos en alguna distancia no olímpica con la selección y conseguir alguna beca. Pero a medida que pasaban los meses vimos que el barco iba más rápido», cuenta Noel, diestro.

La misma sorpresa a toro pasado confiesa Diego: «Mi hermano tenía otras opciones y apostó por mí. Preparamos el C2 1.000 porque estábamos empezando y llegó el selectivo del C2 500 Sub 23 y dimos el campanazo. Estamos sorprendidos. No pensábamos que el barco tuviese este recorrido».

Dos parecen ser las claves del éxito de los Domínguez. Por un lado, al verse fuera de las quinielas de los favoritos: «Salíamos al agua tranquilos, confiando mucho en nosotros». Y más tras ver a Tano García y Pablo Martínez ganar el título mundial absoluto de C2 500 a principios de agosto, cuando en mayo habían quedado a 11 centésimas de ellos, si bien en el 1.000.

La otra clave fue el empaste soñado por cualquier entrenador: «Diego tiene mucho carácter competitivo y transmite una seguridad y confianza alucinante en el agua», apunta Noel. «Noel tiene un punto de experiencia internacional y de entrenamiento que nos viene bien, tiene, por decirlo así, más sabiduría», dice Diego completando la fórmula mágica.

Comparten sus éxitos con su técnico en el CGTD, Daniel Costa

«No pensaba que el barco fuese a tener este recorrido. Y ahora pienso que podemos ir a más. Después de centrarnos más en el 1.000, si ahora lo hacemos en el 500 —la distancia olímpica—, podemos tener más que rascar», comenta Diego, con su hermano añadiendo en la misma línea: «Nuestro margen de mejora es grande». Por ello, Noel, que dejará de ser Sub 23 el año que viene, y Diego quieren optar en el 2023 a entrar en la carrera olímpica a París 2024. No obstante, ven sus mayores posibilidades de acudir a unos Juegos en el horizonte del 2028, por cuanto, recuerdan, delante tienen en España a los actuales campeones del Mundo y de Europa absolutos del C2 1.000, Tano García y Pablo Martínez, y Adrián Sieiro y Joan Antoni Moreno, respectivamente.

Los Domínguez quieren resaltar el papel de su entrenador, el tomiñés Daniel Costa, que desde el CGTD: «Hizo una planificación perfecta. Agradecerle todo el trabajo que ha hecho por nosotros, porque sin él no habríamos conseguido todo lo que hemos conseguido. Fue el único que confió en nosotros». En el caso de Noel, ayudándole a descubrir que, frente a lo que creía de sí mismo, no es un fondista, sino un canoísta con enorme potencial para una prueba de velocidad como el C2 500.