Una oquedad refuerza la hipótesis del sepulcro del proyecto Colón Galego como reliquia milagrosa

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

CEDIDA

El agujero, inapreciable hasta ahora en la iglesia de Sobrán, puede haber propiciado la introducción de manos en busca de curaciones

08 dic 2022 . Actualizado a las 19:32 h.

Pese a que la sociedad contemporánea se levanta, en medida creciente, sobre realidades tan etéreas como la señal que comunica un teléfono móvil con una red virtual de comunicaciones, cada vez resulta más difícil sintonizar con las creencias que hasta hace pocas décadas articulaban el cosmos de la Galicia tradicional, sustentadas, también, en lo simbólico y lo inmaterial. Al mismo tiempo que los restos óseos extraídos del sepulcro de Xohán Mariño de Soutomaior viajan a la Universidad de Granada para contribuir a aclarar el origen de Cristóbal Colón, la prospección realizada en la iglesia románica de Sobrán, proporciona datos paralelos de altísimo valor para arqueólogos, antropólogos e historiadores. Pero, sobre todo, para el pueblo de Vilaxoán, de Vilagarcía, de Arousa y del conjunto de Galicia, que tiene la oportunidad de reencontrarse con una parte olvidada de su propia riqueza.

Dejando a un lado la propia iglesia, que desde luego merece un mejor trato que el que ha recibido en los ochocientos años que lleva en pie sin demasiadas reformas, la sepultura constituye por sí misma una fuente de información extraordinaria. Fue el historiador Sindo Mosteiro quien encontró en una revista de los años 20 la imagen —reproducción de un cuadro del pintor pontevedrés Carlos Sobrino Buhigas— que ha permitido detectar la tradición popular que otorgaba poderes milagrosos al magnífico sarcófago en cuyo interior descansan, desde 1496, los restos del fundador de Vilaxoán. Un hallazgo al hilo del izado de su cobertura, ejecutado este mismo lunes, refuerza ahora la hipótesis de que la tumba funcionó hasta tiempos recientes como una reliquia con poder.

«Practicouse nela un burato circular, e aínda que a día de hoxe é prematuro concretar o que é, temos constancia de que esta tumba tiña certa sona de ser a dun home santo e un certo culto», explica Mosteiro. La oquedad, que parece haber quedado oculta por ciertos trabajos desarrollados en la iglesia en los años 50, puede haber propiciado un uso taumatúrgico. Es decir, la capacidad de realizar prodigios por parte de un agente que se considera extraordinario. El hueco habría permitido, desde esta óptica, la aproximación de la mano del enfermo que solicitaba curación a las reliquias del hombre santo. En este caso, Mariño.

«Con toda a prudencia que require este feito, é certo que isto se fai con certos personaxes que acadan sona de santos: propiciar un lugar no que se poida ter acceso visual ou a man para que xente alcance as reliquias». En algunos casos documentados, el simple contacto se empleaba para sacar el mal de aire —un terrible decaimiento que en sus formas más agresivas, como el denominado aire de morto, podía conducir a la muerte y exigía un ritual de purificación—, apunta el historiador cambadés, que cita como ejemplo el sarcófago del conde santo en el monasterio de Santa María de Lourenzá.