La entrada de Revenidas, que reunió a 26.000 personas en cuatro días, tuteó a la legendaria actuación de Manu Chao en el verano del 2002
11 sep 2023 . Actualizado a las 20:54 h.Con el aforo del recinto de Revenidas a rebosar, y más que hubiese, las 6.900 personas que asistieron a las descargas de Ska-P y Dakidarría convirtieron el concierto del sábado en el mayor de cuantos se han celebrado en Vilagarcía, cuando menos en los últimos 21 años. Hay que remontarse al 20 de julio del 2002, otro sábado, para encontrar una entrada que rivalice con lo que este fin de semana se vivió en Vilaxoán. Aquel día, el campo de fútbol del instituto Castro Alobre acogía a Manu Chao, en su única fecha en Galicia y la tercera que el profeta de la patxanga ofreció en España. El Festival do Norte, antecedente directo del Atlantic Fest, obró entonces su particular sortilegio, aunque será difícil concretar en cuál de los dos espectáculos, separados por un par de décadas, hubo más gente. La razón es que en aquel tiempo las cifras del público no se especificaban. Se habló de cinco mil asistentes, aunque otras fuentes elevaron la cifra por encima de los ocho mil. En cualquier caso, está claro que son los dos mayores eventos musicales que se recuerdan en la capital arousana.
El último de los tres días de pago que componen el núcleo del festival respondió a las expectativas que se habían depositado en él. Tanto por las cerca de siete mil personas que se dejaron caer por el recinto como por la calidad de las bandas y músicos que se sucedieron sobre sus dos escenarios. A la hora de la verdad, que Heredeiros da Crus tocasen en el momento en el que el cuerpo pide un vermú no constituyó ningún hándicap. Todo lo contrario. El público respondió, y el hueco de la noche se centró en torno a dos referencias perfectamente compatibles: Ska-P, la legendaria banda vallecana, que a punto estuvo de no poder acudir a Revenidas después de que la sucesión de tormentas que cayeron sobre el sur de Madrid arruinase buena parte de su equipo, y Dakidarría, que en Vilaxoán juega como en casa y pudo grabar su absoluta comunión con la multitud que llenaba la explanada portuaria y el parque de Dona Concha. Difícil imaginar un mejor vigésimo aniversario para el grupo.
Para redondear el asunto, Rebeliom do Inframundo, obligados a suspender su actuación de la noche anterior bajo una tormenta de pánico, sí pudieron tocar como cierre a una jornada histórica. Al día siguiente, domingo, se despacharon 700 kilos de sardinas, de los que dieron buena alrededor de cuatro mil comensales. Entre las cuatro fechas, 26.000 asistentes. Récord absoluto.
Medio millar de personas trabajando y un impacto económico de 1,8 millones de euros
La edición que acaba de concluir confirma el momento ascendente en el que se encuentra el festival de Vilaxoán. En un primer balance, el evento de este año supera las cifras del 2022, que ya había dejado unos registros de récord, contando con un día más. Ahí están, para empezar, las más de 26.000 personas que asistieron a Revenidas, sumando los tres días de pago y la jornada del domingo, gratuita, con su emblemática sardiñada popular.
La organización subraya que no solo se agotaron los abonos y las entradas para el sábado; también lo hicieron todas y cada una de las actividades paralelas. Por lo demás, público de todo tipo y de todas las edades. Un detalle: en el recinto hubo medio millar de menores de 16 años entre el jueves y el sábado, previa acreditación y en todos los casos acompañados por un adulto. «A música a min me encanta, pero o que de verdade me parece alucinante é o bo ambiente que se xera aquí dentro», reconocía un veterano navegante de Revenidas en plena actuación de Ska-P. Por señalar algún detalle a mejorar, probablemente las zonas de acampada de O Rial y A Pelada. No tanto porque esté alejadas, como por el hecho de carecer de servicios cercanos a los que recurrir.
A falta de que la organización escudriñe los datos definitivos, una primera lectura indica que Revenidas ha generado un impacto económico en Vilaxoán y su entorno de 1,8 millones de euros, el mayor de la historia. Sin apenas incidentes, más allá de algún corte y un par de caídas, el comportamiento del público fue ejemplar. Un punto final: entre ocupaciones directas e indirectas, el festival requirió la labor de 500 trabajadores.