Centenares de liebres de mar quedan varadas en los arenales de Vilagarcía y de Vilaxoán

La Voz VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Mónica Irago

20 sep 2023 . Actualizado a las 09:07 h.

Playa de Compostela, doce del mediodía. A 19 de septiembre está prácticamente desierta. Una mujer juega con su perro y otra aprovecha los últimos rayos de sol del verano para apurar el bronceado. Al fondo, las mariscadoras hacen cuentas de cómo ha ido la jornada. Pero la playa no está como siempre. Tiene unos invitados que no está muy claro si querrán aparecer por allí. Probablemente, no, porque es una condena de muerte. Pero allí estaban. Cientos de liebres de mar quedaron varadas en el arenal vilagarciano. Muchas, entre las algas que poblaban la playa, pero no era ese el problema, porque también fueron vistas en otros arenales vilagarcianos, e incluso en las inmediaciones de la isla de Cortegada.

No es la primera vez que un episodio similar sucede este verano. Ocurrió también en el mes de julio de este mismo año y también en Carril, donde allí se les llama porquiños de mar, porque su aspecto no es muy agradable. Ayer, en A Compostela las había de todos los tamaños, pero el perro que por allí paseaba al mediodía le prestaba más atención a la pelota que le lanzaba su dueña que a esos extraños caracoles marinos que estaban dispersos por la orilla y entre las algas. Quienes más felices e interesadas parecían estar eran las velutinas, que habían encontrado un buen manjar que paladear, porque la inmensa mayoría de los ejemplares murieron. Fallecieron a pesar de los intentos de varios voluntarios para intentar evitar el fatal desenlace.

El porquiño de mar se trata de una especie de caracol marino, más conocido como liebre de mar. Es una especie muy común que habita en el fondo de la ría, especialmente en aquellas zonas en las que hay algas y rocas. Es cierto que no suele salir a la playa, pero sí que se han avistado algunos ejemplares cuando hay mareas vivas y grandes secas. Pertenece a la familia de los gasterópodos, donde se engloban las babosas y las caracolas de mar. Ni pican, ni son peligrosas para los bañistas. De hecho, cuando aparecen en las playas quienes más peligro tiene son ellas. Falta por concretar por qué se han producido dos episodios similares con una diferencia de apenas dos meses.