La encrucijada de una integración pionera de arte y entorno urbano en A Baldosa

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

El vallado de uno de sus mosaicos evidencia la necesidad de una revisión de las obras con las que Vilagarcía remodeló una de sus calles más célebres, hace ya 31 años

03 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayoría de ellas continúan en su lugar 31 años después, aunque el estado de dos de las obras de arte que en 1993 vistieron el entorno recién remodelado de A Baldosa se ve más que comprometido. El vallado del mosaico que Víctor Rúa situó en la unión de la calle Valentín Viqueira con la Alameda arroja una luz preocupante sobre una intervención que no muchas ciudades de Galicia podían igualar en el momento en que fue ideada: once creaciones llamadas a servir de puente entre el pasado de una calle en la que la cerámica era ya poco menos que un recuerdo, y el porvenir de un entramado peatonalizado en el corazón de Vilagarcía.

Sucede que el tiempo todo lo alcanza, y la razón de que la propuesta de Rúa haya sido rodeada por vallas de protección es tan prosaica como incontestable: el deterioro de la pieza ha acabado por constituir una amenaza de tropiezo y caída para quienes frecuentan la Alameda, en especial aquellos que se enfrentan a problemas de movilidad.

En su cuarta década de existencia, esta integración pionera en Galicia de arte y entorno urbano ha sumado una baja: las urnas con las que Eugenio Rivero resaltó la vinculación de esta zona con el desarrollo comercial de la capital arousana. La humedad pronto hizo mella en ellas, hasta el punto de que hace años tuvieron que ser retiradas. Una parte del trabajo de Ciro Sánchez con hierro, acero cortén y baldosa en el viejo local de América Foto también ha desaparecido. De las demás, son los mosaicos de Rúa y Guillermo Pedrosa, en la cabecera opuesta de la calle, las que presentan un mayor grado de deterioro. La situación de partida admite, por lo tanto, una revisión a fondo en base a un razonable nivel de conservación.

Ese repensar el arte de la A Baldosa estuvo a punto de fructificar hace seis años, cuando el Concello de Vilagarcía convocó a los once artistas que participaron en las dos fases de la remodelación, entre 1993 y 1994, la mayoría de los cuales respondieron a la llamada. Por alguna razón, sin embargo, su revitalización se ha ido dilatando en el tiempo hasta que la llegada de las vallas devuelve la mirada hacia sus obras.