Te veré en el otro lado, seguro; no me olvides, porque yo no te olvidaré nunca
28 jun 2024 . Actualizado a las 21:24 h.La primera vez que vi a los 7Setenta fue allá por el año 98 en el desaparecido pub Musaraña. Allí estaban Juan a la batería, Ernesto al bajo, Peto en los teclados, Manolín y José en las guitarras, comandados por Tito, con su voz profunda y sus particulares movimientos, tocando con un feeling especial el Honky Tonk Woman.
Su familia y la mía tenían profundas conexiones desde siempre. Y ello, junto al amor que ambos sentíamos por la música, creó un vínculo de amistad y hermandad entre nosotros que perduró hasta el momento en el que se fue.
Durante todos estos años compartimos momentos maravillosos, empapados de música y de recuerdos. En los primeros años, los Tumbling Dice tocamos muchas veces con su equipo, con sus trastos. Me invitó otras tantas a subirme al escenario con él, incluido el día que tocaron por su vigésimo aniversario en el parque de A Xunqueira. Sin embargo, nunca me atreví. Sencillamente, porque yo no daba la talla al lado de un tío como Tito.
Nada de lo que yo diga aquí es nuevo para toda la gente que lo conocíamos y lo queríamos. El hecho de decir que era un gran padre, un gran hijo, un gran marido, un gran músico, un gran amigo, es decir obviedades sobre Tito. Ahora siento la canción de sus amados Pink Floyd sonando en mi mente, Wish You Were Here, porque desearía que siguiese aquí, con su familia y conmigo. Tengo un café pendiente con él, y también un bolo juntos. Quizás algún día, en otro lugar. Nunca te olvidará, hermano. Te veré en el otro lado, seguro. No me olvides, porque yo no te olvidaré nunca.