Una calle y un escritor

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

PSOE y BNG pactaron remodelar la calle Vicente Risco y recuperar el premio Bouza-Brey

21 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El PSOE y el BNG vilagarcianos han pactado esta semana un plan de inversiones del que me quedo con tres actuaciones por su simbología y por sus connotaciones emocionales. Una es invertir 400.000 euros en remozar la calle Vicente Risco, que conecta la plaza de España con Alejandro Cerecedo; para los clásicos, el Mickey con el Bavaria. Las otras dos son propuestas del BNG. Una es recuperar el premio de poesía Bouza-Brey, ampliándolo a honrar a toda la familia de don Fermín, tan relacionada con Vilagarcía. La otra propuesta es importante y seguro que se convierte en un hito: celebrar una jornada temática sobre la visita de la Royal Navy, de cuyo primer desembarco y estancia en Vilagarcía se cumplen 150 años.

Tengo especial cariño a la calle Vicente Risco porque en ella estuvo la primera redacción de La Voz de Galicia en Vilagarcía con Xulio Fariñas al frente y dos redactores de categoría: Juan Manuel Fuentes y Mercedes Escauriaza. El fotógrafo era Jorge García, en aquellos tiempos en que las fotos del día se llevaban al tren de las 18 horas, se entregaban al maquinista y este se las daba en A Coruña a un enviado de la redacción central de La Voz. Aún se trabajaba con teletipos, pero lo relevante fue la importancia que tuvo para la comarca aquella edición de Arousa que marcó un estilo que sigue vigente.

En el mismo edificio de La Voz, unos pisos más arriba, vivía Monedero, el corresponsal del diario durante muchos años en Vilagarcía y comarca. Tras la llegada de los nuevos periodistas, Monedero se encargó de la información deportiva. Curiosamente, en la misma calle Vicente Risco, pero en el portal siguiente al de la redacción de La Voz, vivía entonces, mediados de los 80, un servidor en un edificio donde también moraban la poeta Xaquina Trillo o el empresario Quico Redondo y su esposa, la farmacéutica de Vilaxoán Mar Durán.

Una tarde de julio de 1986, me encontré en Vicente Risco con Xulio Fariñas, que me invitó a un café y me propuso escribir algún artículo de vez en cuando en La Voz. Asentí entusiasmado y esa misma noche vino a la calle la tuna de León, que cantó a una joven vecina, nieta de Xaquina Trillo. Aquella ronda tunera o tunante me inspiró mi primer artículo y ya ven, llevo 38 años escribiendo Callejones gracias a aquel encuentro en la calle Vicente Risco, que ahora será remodelada y se incorporará a esta Vilagarcía humana y paseable que tantas críticas despierta y, también, tantos parabienes.

A la recuperación del premio de poesía Bouza-Brey solo puedo dedicarle alabanzas. Y lo que más me gusta es que se extienda a toda su familia. Fermín Bouza-Brey (Ponteareas, 1901-Santiago, 1973), el líder espiritual y literario de la familia, es importante, pero no se puede olvidar el legado cultural y político de su sobrino Gonzalo (Vilagarcía de Arousa 1952-2012), de quien fue esposa de Gonzalo, Margarita Suárez, inquieta luchadora por mantener viva la memoria histórica de Vilagarcía, ni de sus hijos, que siguen comprometidos con la sociedad civil vilagarciana, sea Gonzalo en el mundo del ajedrez, sea Olalla en el mundo del periodismo.

En 1992, se dedicó el Día das Letras Galegas a Fermín Bouza-Brey y La Voz me envió a Cortegada, donde fue enterrado, para escribir un artículo sobre el escritor. Recuerdo que Plácido Méndez, bibliotecario y funcionario municipal para todo, me contó que el 11 de junio de 1973, cuando tenía 24 años, fue con sus amigos a curiosear a un funeral. «Entierran al yerno de doña Isolina y habrá muchos personajes en el cortejo», corrían las voces por Cortegada. Plácido vio en el camposanto de Cortegada por primera vez una bandera gallega.

«Aquella bandera cubría el féretro de don Fermín Bouza-Brey. Ninguno de los mozos que fuimos al entierro sabíamos que aquel señor había sido poeta», me contaba Plácido 19 años después del entierro. En Cortegada, casi nadie sabía hasta 1992 que tenían a un escritor ilustre enterrado en el cementerio. «Yo lo recuerdo como un señor con aspecto de persona buena, un caballero muy fino, muy elegante y muy educado que se paraba mucho a hablar con los cesteiros, los hojalateiros y cuanto artesano había por los alrededores. Lo que pasa es que aquí no había gente de su nivel cultural y no se relacionaba mucho con el pueblo. En realidad, las gentes de Cortegada no se han enterado hasta este año de la importancia cultural de aquel yerno de doña Isolina», rememoraba Plácido.

Una calle en Cortegada

En Cortegada, dedicaron en 1992 la calle principal del pueblo a Fermín Bouza-Brey y en Vilagarcía, cuatro días antes del Día das Letras Galegas de 1992, en el claustro del Instituto de Fontecarmoa decidimos denominar al centro Fermín Bouza-Brey. Desde entonces, la memoria de don Fermín y de sus descendientes se ha ido olvidando y recuperar este premio poético puede ser una manera de recordar cada año lo que el apellido Bouza-Brey significa para Vilagarcía.

La otra actuación propuesta por el BNG, celebrar una jornada temática sobre la visita de la Royal Navy, puede convertirse en una fiesta cultural, histórica y marítima que merece otro Callejón del Viento.