Las «manazas» de Mei pusieron al madridista Facundo Campazzo frente a sí mismo

La Voz VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

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El artista vilagarciano pintó un retrato del 7 del Real Madrid, al que pudo conocer durante el EncestaRías

15 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A José Luis Vázquez Meijide, Mei, la edición de este año del EncestaRías no se le va a olvidar nunca: un retrato de Facundo Campazzo, el número 7 del Real Madrid, no se lo va a permitir. Este vilagarciano, profesor de Educación Física y pintor, decidió hacer un retrato de su jugador de baloncesto favorito en cuanto supo que iba a estar en el certamen de básquet que organizan dos buenos amigos suyos. «Me habían pedido que hiciese un cuadro de alguno de los jugadores que iban a estar en el torneo para sortearlo. Así que hice un cuadro de Mike James, del Mónaco. Pero cuando supe que el Real Madrid, que es mi equipo, iba a estar en un partido de exhibición, pensé en hacer también el cuadro de Campazzo para quedármelo yo», explica Mei.

Así que a ello se puso. Y el miércoles, tras el partido que enfrentó al Real Madrid con el Mónaco, tuvo la ocasión de presentar su trabajo a su modelo. «Estaba nervioso. Es un jugador que me gusta mucho, además juega con el 7... Pero empecé a pensar que a lo mejor es un gran baloncestista, pero que podía caerme mal. No fue así. Fue muy agradable, muy simpático y muy amable tanto conmigo, como con toda la gente que estaba allí para que les firmase un autógrafo».

El suyo está escrito en la parte de atrás del cuadro. «Para un manazas, con cariño», dice. La dedicatoria tiene su aquel. Manazas es el término que suele emplear Mei cuando habla de su pintura. «Yo no tengo estudios de esto», aclara. Por eso, cuando pinta, busca escenas en las que los gestos transmitan intensidad, «porque en las caras no puedo ser muy preciso».

Quizás esa sea una de las razones por las que el deporte suele aparecer en las pinturas de este artista vilagarciano. El baloncesto especialmente: a fin de cuentas, siempre fue su deporte. «De joven jugué en el BBC y en el Liceo», recuerda. Y ahora encuentra en las canchas de básquet —no solo ahí, su universo es mucho más amplio— esas imágenes llenas de potencia que le gusta capturar, como ya hizo con un cuadro del Breogán que encabezó su primera exposición en Lugo.

Sus trabajos gustan: algunos han llegado lejos, tan lejos como Estocolmo. Están llenas de colorido. Puede que al «manazas» le falte técnica y lecciones de pintura, pero la energía con la que afronta la vida este profesor de Educación Física se nota en los colores y en unas pinceladas cargadas del mismo vigor que un buen partido de la ACB.