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Lleva 15 años estancada en los 37.000 habitantes y ha dejado de ser la octava ciudad de Galicia
12 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En diciembre de 1996, entrevisté al actor vilagarciano Tacho González. El titular en La Voz de Galicia de aquel encuentro fue: «Debe de fastidiar ser la octava ciudad». Comentaba el hijo de Manolo Koso que él y sus amigos hacían en Santiago «una vida que no tenia nada que ver con la que hacíamos aquí. En Vilagarcía, hay una especie de complejo de ser a la vez pueblerina y citadina». ¿Sigue existiendo ese complejo casi 30 años después? ¿Nos fastidia ser no ya la octava, sino la décima ciudad de Galicia?
Cuando Tacho González ironizaba sobre la posición demográfica de Vilagarcía, nuestra ciudad competía con Narón por la octava plaza. El sorpasso definitivo llegó en 2011, cuando la ciudad dormitorio de Ferrol superó los 39.000 habitantes mientras Vilagarcía se quedaba en 37.493.
El problema, si se le puede llamar problema, es que en 2025 hemos retrocedido un puesto más y ya no somos la novena porque nos ha adelantado Oleiros, que alcanza los 38.333 vecinos mientras Vilagarcía se ha quedado en 37.761. Oleiros ha sumado 538 habitantes en un año y Vilagarcía, tan solo 22. Aunque lo más significativo quizás sea que, en 1981, Oleiros contaba con 15.000 habitantes y Vilagarcía doblaba a la ciudad coruñesa con 30.000.
Estos juegos demográficos un poco infantiles esconden un truco: Oleiros y Narón, al igual que Arteixo y Ames, que ya están cerca y a este paso también nos adelantarán, son ciudades prolongación de Ferrol o A Coruña. Digamos que no crecen por sí solas, sino por ser prótesis de grandes ciudades. En una clasificación estricta de capitales de hinterland o área de influencia económica y comercial, Vilagarcía seguiría seguiría siendo la octava.
Sin embargo, más allá de competiciones tontorronas, hay un dato que sí debería preocuparnos: Vilagarcía lleva 15 años estancada en los 37.000 habitantes y ese frenazo demográfico es histórico por ser la primera vez que se produce tras los años de posguerra y emigración, cuando, entre 1940 y 1970, la ciudad también se estancó o perdió habitantes: en 30 años solo creció en algo más de mil: 23.951 en 1940 y 25.238 en 1970. Desde el año 1900, salvo ese paréntesis y el actual, Vilagarcía ha ido creciendo década a década, con aumentos espectaculares como los de los años 30 (6.600 habitantes más), los 70 (5.000 más) o el de 2001 al 2011 (4.000 más). Después, 15 años de estancamiento. ¿Por qué?
Según el Instituto Nacional de Estadística, dentro de dos años, España superará los 50 millones de habitantes. La población aumentará de tal manera que entre 2023 y 2030 seremos 3’8 millones de españoles más. ¿Se trata de un crecimiento general? Pues no porque el antiguo reino de Galicia y León se está quedando atrás. La España de la Vía de la Plata y el antiguo reino de Galicia y León reúnen algunas de las provincias españolas que más habitantes pierden: León, Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Asturias, Ourense y Lugo. Mientras en Guadalajara, Málaga, Murcia, Girona, Tarragona o Baleares la población crece en torno al 10%, Zamora lidera las pérdidas con un 10’3% menos de habitantes y no le van a la zaga León, Lugo, Ourense ni Cáceres. Las provincias costeras de Galicia no pierden habitantes, pero tampoco tienen una ganancia demográfica llamativa. Comparten con Cantabria y Valladolid una situación de estancamiento poblacional. Y en ese punto se encuentra Vilagarcía, que lleva años esperando llegar a los 40.000 habitantes, pero no lo consigue.
En España, crecen el corredor mediterráneo, las islas, el País Vasco, Madrid y algunas provincias del entorno de la capital (Guadalajara y Toledo) y el Valle del Ebro. El resto se despuebla o se estanca y en la franja costera gallega se produce un movimiento interno hacia las villas satélite de las grandes conurbaciones. Si comparamos la situación de Vilagarcía con la de las diez grandes villas gallegas que no son ciudades dormitorio, sino polo de atracción comarcal, comprobaremos que la situación es semejante. Las hay que en los dos últimos años han perdido algo de población, caso de Viveiro (14 menos) o Noia (48 menos), pero el resto han crecido entre 2022 y 2024 de manera moderada salvo el caso de Monforte (479 más). Si en Vilagarcía somos 84 habitantes más que en 2022, en Carballo han aumentado en 163, en Ribeira en 214, en Ponteareas en 147 y en Lalín son 276 más. A Estrada (33), Tui (79) y O Carballiño (143) también han crecido, pero siempre de manera moderada como en Vilagarcía.
¿Este carácter de villa estancada en su población provoca el mismo complejo que señalaba Tacho hace ya treinta años? En eso creo que algo sí que hemos cambiado. Tenemos trenes rápidos directos a Madrid, tenemos hospital y pronto habrá nuevo centro de salud, se ha triplicado el número de grandes superficies comerciales y el comercio de proximidad, aunque sufre, no llega al nivel de precariedad de otras ciudades, Vilagarcía es más paseable y habitable, la fachada marítima se recupera y la hostelería y el turismo han disfrutado de un desarrollo palpable. ¿Entonces, por qué no llegamos a 40.000? Las décadas de crecimiento demográfico coincidieron con la instalación de grandes industrias en el término municipal. Somos una ciudad muy agradable para vivir, pero seguiremos siendo 37.000 mientras no recuperemos nuestra pujanza industrial.