«Para moitos sigo sendo o Xesús de Paradela»

Bea Costa
bea costa MEIS / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Fernando Oubiña empezó como figurante, lo crucificaron durante diez años y volvió para dirigir la Pasión en vivo que se representa en Meis

21 mar 2025 . Actualizado a las 16:56 h.

Cuando la mayoría estaba pensando en el disfraz para el carnaval que hoy termina, en Meis estaban inmersos en los preparativos de la Semana Santa de Paradela, y es que esta no es una Semana Santa cualquiera. Allí la Pasión de Jesús se escenifica en carne y hueso, con un elenco actoral formado por un centenar de personas, lo cual requiere meses de ensayos y preparativos. Desde el año pasado vuelve a estar al frente de este montaje Fernando Oubiña, un hombre que ha crecido con la Semana Santa de Paradela, pasando de la figuración y de pintar la barba con un corcho quemado a asumir el papel protagonista. Se convirtió en el primer Jesús crucificado en el Monte da Croa porque hasta los años noventa todavía se utilizaba una imagen articulada por la que había una gran devoción en la parroquia; el resto de los pasaje bíblicos sí se escenificaban con personas reales, incluso los ladrones del calvario. Hubo que superar algunas reticencias, del cura incluido, para humanizar la figura del mesías en la cruz, pero el salto se dio y esto supuso un punto de inflexión en una Semana Santa que hoy está considerada fiesta de interés turístico autonómico.

Fernando Oubiña desempeñó durante una década este papel hasta que en 2000 lo dejó por desavenencias internas con la organización y recogió el testigo Enrique Barros. Se ve que el veterano actor dejó impronta porque 25 años después le siguen conociendo como el Jesús de Paradela. «Sígoo sendo aínda hoxe para moita xente». ¿Y eso le gusta o le disgusta?, preguntamos. «É bo, estou moi orgulloso. Escenificar a Xesús é algo moi grande, se non se cre —eu son cristiano católico e pecador— penso que non se pode facer. Non é algo que estea ao alcance de todos».

Sabe de lo que habla porque Fernando es actor y en ello tiene mucho que ver la Semana Santa de Paradela, en la que participaba siendo un chaval, cuando ir a la catequesis era una cita obligada cada domingo. «Benilde Hermida é a culpable de todos os meus sufrimentos pola cultura», dice con cariño, y es que con aquella maestra que fundó el teleclub de la parroquia descubrió su vocación por la interpretación. No olvida su debut en 1973, con quince años, con la obra de Alejandro Casona Nuestra Natacha, ni Ladaíñas pola morte do Meco que vino después con la que recorrió toda la provincia de Pontevedra.

Fernando Oubiña en una de sus primeras apariciones en la Semana Santa de Paradela, en el papel de Herodes, en 1974
Fernando Oubiña en una de sus primeras apariciones en la Semana Santa de Paradela, en el papel de Herodes, en 1974 MARTINA MISER

Para un niño de aldea como él, —«estabamos a un paso de Vilagarcía, pero a distancia cultural era de trinta anos», apunta— las artes escénicas le abrieron unos horizontes que sigue explorando a día de hoy. En 1989 nació Teatro Anónimo, una compañía en la que vivió momentos de gloria y que acaban de rescatar Fernando y otros compañeros volviendo a las tablas. Ahora, ya jubilado, dispone de más tiempo para dedicarse a estos menesteres, de modo que mientras cierra fechas con Medea para esta primavera está pensando ya en una nueva obra para el 2025. De todo modos, su ocupación inmediata pasa por una Semana Santa con la que mantuvo a lo largo de su vida una relación guadianesca. Siempre acaba volviendo porque no deja de ser, también, su criatura, de modo que cuando le volvieron a llamar buscando ayuda no pudo negarse. En todo caso lanza un aviso a navegantes: «Aquí estou de prestado». No volverá a subirse a una borriquita en Ramos ni a vestirse de blanco en Pascua; lo suyo ahora es la dirección, que es lo que más le gusta, comenta mientras recuerda la impronta que dejó en él el dramaturgo Roberto Vidal Bolaño. Lo latigazos de los romanos los recibe ahora Daniel Castro, aunque el castigo se ha suavizado mucho respecto a cuando Oubiña arrastraba la cruz: «Entón eran con cordas de verdade e con nos, teño pasado un par de semanas coas marcas». No obstante, matiza, «o máis difícil á hora de representar o sufrimento na cruz non eran os latigazos, era o escarnio que sufriu Xesús».

Ahora desde el otro lado, Oubiña sigue haciendo historia en la Semana Santa de Paradela, como antes hicieron Manuel Moraña, José Caramés, Benilde y tantos vecinos de Meis, Vilagarcía, Cambados, Barro... que colaboran altruistamente con esta Pasión tan particular. El Concello completa la ecuación con apoyo logístico y económico.