El público arousano recibe 20 años después a un Bustamante más maduro, pero igual de enérgico y preciso
21 ago 2025 . Actualizado a las 18:53 h.Hace ya casi un cuarto de siglo que Televisión Española sacó la gallina de los huevos de oro y que la academia parió uno de sus mejores productos: un chico sencillo, simpático, humilde, al que sus compañeros en la obra estaban cansados de oír derrochar su talento vocal y recomendaron que hiciese el casting de Operación Triunfo.
Buen ejemplo de su personalidad, el corte emitido en el 2016, en el reencuentro, en el que un joven Bustamante, camino de su primera firma de discos, ajeno aún al fenómeno de masas en que se había convertido —recordemos que estaban incomunicados en aquella casa—, llamaba por teléfono a su padre para pedirle saldo para el móvil, por favor, «que no me queda ni un duro».
Hace ya 20 años, Fexdega recibía a un David Bustamante que aún estaba en la cresta de la ola y muy jovencito. El miércoles, A Xunqueira se reencontró con un artista mucho más maduro, al que, entre medias, le dio tiempo a granjearse algún hit más y a refugiarse después en su versión más íntima. Precisamente llegaba a Vilagarcía en el contexto de su gira presentación del disco Inédito, donde abraza su faceta de cantautor.
Arrancó con Siberiana, de su último trabajo, para luego pasar ya a una de sus armas. El de San Vicente de la Barquera pidió «que le devolviesen la vida que le han quitado» en muy buena forma, sin escatimar gorgoritos y sabiéndose protagonista del cartel de fiestas. Estuvo acompañado durante toda la velada de otra extriunfito a los coros: la cantante Julia Medina, salida de la edición del 2018.
A lo largo de la noche colocó alto el júbilo de los asistentes con sus clásicos, fue jaleado en los pocos silencios entre tema y tema y, en sus palabras, «se sintió mejor que en brazos». Tuvo tiempo de charlar y hacer reír a los suyos y hasta de sacarse una foto con una fan francesa que, ya sobre el escenario, resultó ser gallega. También de despacharse con los periodistas «que se quedan sin ideas» y sacan a pasear su veneno, sin recordar que detrás del artista hay una persona.
Movieron menos al público sus temas más recientes, más sencillos, más intimistas, más maduros, pero también menos conocidos. Aún así, el ánimo del concierto nunca decayó y de A Xunqueira apenas salió un alma en las casi dos horas que duró el recital.
El momento más emotivo de la noche fue cuando el cántabro pidió que los asistentes encendiesen las luces de su móvil para llegar a lo más alto y que los escuchase su «hermano» Álex Casademunt. El músico barcelonés, tristemente fallecido en el 2021 en un accidente de tráfico, protagonizó con Bustamante uno de los momentos más icónicos de la primera edición de Operación Triunfo, interpretando a dueto Dos hombres y un destino. Ahora, cada concierto de su amigo se convierte en un bonito homenaje, con uno de los temas que más engancha al público. Al finalizar, beso al cielo.
Y en la recta final, ráfaga de éxitos como Cobarde, No soy un Superman, El aire que me das —«Oé, oé. Oé, oá»— o Abrázame muy fuerte, cambio de vestuario incluido. Quizás el mejor piropo que se le pueda decir a un artista como Bustamante es que nos transportó a muchos a una época más feliz, más sencilla, más adolescente, en la que nosotros también teníamos que pedirle saldo a nuestros padres para el móvil.
Así, Vilagarcía encandilada con uno de los artistas que mejor ha sonado en San Roque en los últimos años. Y nosotros, los periodistas, te vimos estupendo, David.