Ousman Umar: «En Europa nos centramos más en lo que nos falta que en lo que sí tenemos»
AROUSA
El escritor dio una charla en Vilagarcía invitado por Galicia Foro Empresarial
27 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Ousman Umar nació un martes en una aldea del centro de Ghana. Llevado por la curiosidad de conocer las tierras del hombre blanco, partió de su país natal con solo nueve años. Un viaje crudo y lleno de peligros que le llevó hasta España. Aquí ha logrado labrarse una vida y una carrera a pesar de partir con las peores cartas de la baraja.
Fundador de la asociación NASCO Feeding Minds y autor de dos libros, Viaje al país de los blancos y Desde el país de los blancos, hace unos días anunció en el Festival de Cine de San Sebastián el estreno en el 2025 de una película acerca de su vida. Ayer estuvo en Vilagarcía, dando una charla sobre liderazgo y resiliencia, de la mano de Galicia Foro Empresarial.
—¿Puede hablarnos de su trayectoria vital?
—Mi vida es el ejemplo real de que soy uno de los hombres más afortunados del planeta. Hubo millones razones por las que podría no estar hoy aquí. Justo al nacer ya estaba predestinado a la muerte, porque mi madre perdió la vida durante el parto. En mi comunidad esto se considera mal fario. En otras ocasiones, habría significado haberme dejado morir. Tuve la suerte de que mi padre era el chamán de la comunidad y tuvieron que cambiar la normativa.
A los nueve años quise salir de Ghana en dirección a Europa. A los doce, caí en manos de los traficantes de personas. Pasé los años siguientes prácticamente esclavizado y trabajando para poder saltar de ciudad en ciudad o de un país a otro. Más de 20.000 kilómetros de travesía en los que el 97 % de mis compañeros fallecieron en desiertos, cárceles o el mar.
—¿Y al llegar a España?
—Tras un mes malviviendo en las calles de Barcelona, un ángel de la guarda, la persona que hoy considero mi madre, me dio una nueva oportunidad. Pese a que ya tenía casi 18 años, me adoptó como tutora legal hasta la mayoría de edad.
A pesar de que nadie daba un céntimo por mí, sin saber leer ni escribir con 18 años y sin apenas saber castellano, cumplí mi sueño, que desde pequeño había sido ir a la universidad. Nadie apostaba a que fuese capaz, pero me agarré a la idea de que «no sabes si es posible hasta que lo haces posible».
Con una filosofía basada en luchar sin importar los reveses, fui capaz de superar todo el sistema educativo obligatorio español en solo seis años. Estudié dos años de Química, tuve que dejarlo, luego empecé y acabé ADE, Relaciones Públicas y Márketing y el máster IESE ESADE, del que me gradué el pasado junio. Todo esto a la vez que trabajaba. Lo conseguí, no por ser inteligente, solo por ser trabajador. Y sobre todo, tener claro el objetivo.
—¿Y cuál es su objetivo ahora?
—Siento que soy la voz de todos aquellos que hicieron un camino como el mío, pero no llegaron.
Mi segundo propósito en la vida consiste en hacer lo que esté en mi mano para compartir la suerte que yo he tenido y para que otros no tengan que pasar por lo que yo he sufrido. Hace ya 14 años fundé NASCO —animo a todos a indagar acerca de nuestra labor y a aportar su granito de arena— y desde entonces hemos creado 17 escuelas digitales en Ghana para que los niños tengan formación, información y una oportunidad. Alimentar mentes para crear prosperidad en origen. Dejar la caridad a un lado y crear prosperidad para intentar remitir la emigración forzada.
Es lo que debemos hacer si no queremos seguir viendo cadáveres en el Mediterráneo como lleva años ocurriendo. El año pasado fallecieron en sus aguas más de 10.000 personas. Cualquier día una familia irá al mar con sus hijos y se encontrarán cuerpos flotando.
—¿Qué mensaje busca transmitir a través de sus charlas? ¿Cómo salen los asistentes a las mismas?
—No me considero nadie importante como para inspirar a otra persona. Lo único que intento hacer es poner ante un espejo a los asistentes con el que darse cuenta de lo afortunados que son por estar donde están. Y ayudar a que valoren las oportunidades de las que disponen.
En Europa vivimos una comodidad fuera de lo común. El hecho de conocer una realidad distinta, a muchos les abre los ojos: «Si este chaval, a pesar de tener las peores cartas de la baraja, se ha abierto paso en la vida, ¿quién soy yo para bajar los brazos?».