Tradición e innovación en la bodega de los lunares

MEAÑO

Martina Miser

Paco & Lola, la cooperativa que engloba a unas 430 familias de Val do Salnés, vende en cincuenta países y está inmersa en varios proyectos de modernización

28 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es de sobra conocida la tradición vitivinícola de la comarca do Val do Salnés, y varios años de cosecha abundante hace dos décadas propiciaron el nacimiento de una cooperativa que engloba a unas 430 familias de Meaño y alrededores con el fin de querer ser los dueños de su propio destino. Así nació bodegas Paco & Lola, que en estos casi veinte años no solo han ido aumentando la calidad de sus vinos, sino que han añadido innovación a su bodega y han conseguido llevar su producto a unos cincuenta países. «Todos subimos a un barco sen coñecer o destino, pero co claro propósito de ser quen de construír un futuro que revertese na mellora da calidade de vida dun amplo conxunto de familias» , resume Carlos Carrión, presidente de la cooperativa.

Paco & Lola elabora sus vinos mayoritariamente con la uva albariña de los productores do Val do Salnés, que suman unas 270 hectáreas cultivadas; paro además producen vinos con otras variedades en Denominaciones de Origen como en Cava, Navarra, Valdeorras o Portugal. Una de sus misiones es leer las tendencias que ven en sus consumidores, «desde aquelas persoas que se inician no apaixonante mundo do viño, como para aquelas máis experimentadas e que buscan ser sorprendidas», resume Carrión para explicar que el grupo que forma sus clientes abarca todo tipo de edades, localizaciones y situaciones. De hecho, están presentes en más de 50 países, «que supón, dependendo do ano, entre un 40 % e un 45 % da comercialización total de botellas». Estos vinos que viajan principalmente a Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico, Irlanda, Reino Unido u Holanda. «Valoran a calidade cunha marca fácil de identificar, pronunciar e lembrar».

Y es que la imagen es otro punto clave de esta cooperativa, que popularmente es conocida como el vino de los lunares: «Buscamos que a imaxe transmita a personalidade de cada un dos nosos viños», subraya el presidente, que explica que «non prima o continente sobre o contido, os dous conceptos van da man para que a calidade se vexa reflexada cunha imaxe atractiva». Así, el diseño de las etiquetas, creado por el Estudio Marta Lojo, fue pensado con el objetivo de salirse de lo establecido y ser un factor diferenciador.

Minifundio e I+D+i

Lo que también les caracteriza es su marcado minifundio, el hecho de estar compuesta por más de 400 explotaciones y dos mil parcelas se traduce en una amplia diversidad de sus viñedos: «Esta estrutura de produción, dificilmente replicable, é un dos maiores valores cos que contamos, que implica un manexo cultural tradicional que se apoia ademais no traballo de I+D+i e novas tecnoloxías orientadas á mellora da calidade e sustentabilidade», destacan. Y es que, aún siendo un sector tradicional apegado a la tierra, la viticultura está en permanente cambio, «ben sexa, pola lexislación, o cambio climático, as técnicas de produción, os cambios de consumo ou ben pola simple experimentación de obter un produto innovador», explica el presidente de Paco & Lola, que cita cómo buscan innovar envejeciendo los vinos, elaborando espumosos, usando distintos tipos de envases, experimentando con bebidas con baja graduación o en los procesos de manejo de los terrenos o en los embalajes utilizados en sus etiquetas. Además, la bodega está envuelta en una serie de proyectos de economía circular, como el abonado con subproductos vitícolas, la plataforma digital de análisis de riesgos de enfermedades basadas en datos metereológicos y otros proyectos apoyados en inteligencia artificial para identificar el cálculo de levaduras en el proceso de fermentación. En este proceso de digitalización también se incluye su colaboración con DATALife, que les permitió planificar una estrategia de digitalización en los diferentes ámbitos de la cooperativa.

Como empresa agrícola, apuestan por la sostenibilidad, entendida desde sus tres patas: la económica, al contribuir año tras año a la riqueza de la comarca do Salnés; la social, centrados en garantizar el relevo generacional de los viticultores o a través de medidas que incentiven al trabajador, como formación, conciliación o flexibilidad horaria; y la medioambiental. En este sentido destacan las más de doce certificaciones que les avalan, o cómo se han ido adaptando con acciones como la reducción del vidrio o la tinta de las etiquetas.