La filosofía del vino de la Taberna O Fiolato

m. santamaría-serantes / s. g. MEAÑO / LA VOZ

MEAÑO

Martina Miser

Con varios años de recorrido y un nombre muy peculiar, a veces difícil de pronunciar, el establecimiento utiliza la bebida protagonista como una manera de «reunirse e pasalo ben» en su local en Meaño

12 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando entras en O Fiolato, situada en Dena, Meaño, lo primero que vas a ver es a Jorge y a Rodrigo, su hijo, corriendo por todo el local llevando bandejas de comida y jarras con una sonrisa en la cara. Lo segundo no lo vas a ver, pero sí lo vas a oler desde el marco de la puerta: el aroma a calamares y tortilla que hace Lucía, la mujer de Jorge y madre de Rodrigo.

Cuando le preguntas a esta que significa para ella el vino contesta: «Para min é unha maneira de reunirse e pasalo ben. É unha filosofía de vida porque todo o que fas vai en torno a iso, o esforzo das viñas e as horas de traballo da hostalería». Ella y su hijo cuentan que, cuando la familia creó el local el 22 de agosto del 2015, solo pensaban en una manera de darle salida al vino que producían en casa. Además, esto era algo que podían hacer de forma casera, en familia. Al principio solo eran Jorge y Lucía, pero ahora Rodrigo ya ayuda a la hora de servir y contrataron a una segunda Lucía en cocina.

«Vou ao fiolato»

Elegir el nombre del local no fue difícil, al principio había dos opciones, el que quedó finalmente y Taberna O Rey pero como narraba Lucía «aquí no pobo hai moita xente á que chaman o rei, pero Fiolato solo hai un». El nombre de la taberna siempre sorprende a los visitantes y Rodrigo, que ya se sabe la explicación de memoria, cuenta que su abuelo falleció cuando su padre tenía menos de 10 años y que, cuando estaba enfermo y no podía trabajar, este acudía a junto de su mujer, la madre de Jorge, y le decía «vou ao fiolato». Ese sitio era un cruce de caminos con un piorno en A Tomada, Vilalonga, donde se reunían los vecinos a hablar y contarse unos a otros lo que habían hecho por la semana.

No saben cuál es el origen real de la palabra, aunque tienen dos hipótesis. La primera dice que viene de un antiguo impuesto que había que pagar para pasar de Marín a Pontevedra llamado «fielato». La segunda dice que, en italiano, una variación de la palabra significa reunirse. Los clientes suelen enrevesar aún más el nombre cuando no saben pronunciarlo, pero eso también contribuye a que el nacimiento de este siga siendo un misterio.

Una taberna, no furancho

En un momento en el que la palabra furanchos están de moda y crea furor en los turistas, que animados por los vídeos de TikTok van a ellos a probar la comida y crean rutas con los mejores, los dueños de O Fiolato prefirieron crear una taberna. Trabajan todo el año con clientes de Galicia, pero en verano se acercan los turistas de paso. «A xente de aquí entende a filosofía disto pero a xente de fóra a veces non entende o que hai detrás, o esforzo. O 99 % das persoas son moi boas, pero ao non nacer con isto non saben que é algo caseiro e non un restaurante onde ter requisitos», explicaba Rodrigo. Aun así aprecian a los curiosos que se acercan a probar el vino servido en jarras, incluso los ya famosos cuñados con frases como «a xerra ven furada» o «tráeme o flan de café pero descafeinado».

El plato estrella son los mejillones en escabeche, «a mellor idea de miña nai en moito tempo» dice Rodrigo, un plato por el que viene gente de lejos al local. Con el tiempo la carta ha ido aumentando e incluso han ganado un segundo premio en un concurso de pinchos, que consiguió que Pepe Solla fuera a Dena.

Por el local pasaron personajes como el músico Xaquín Xesteira o Fernando Castro Santos, exentrenador del Compostela, aunque Rodrigo, que ya apunta maneras estudiando el grado superior de Vitivinicultura, sueña con que alguien como Pablo Alborán pare a comer. Si entras un fin de semana cualquiera en esta casa particular encontrarás sobre sesenta personas «reunidas e pasándoo ben» alrededor de la mesa disfrutando entre ellos y sobre todo, con los dueños.