Siguiendo el rastro de los lugares con los que compartimos topónimos, casi podemos dar la vuelta al mundo
24 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Entre la Valga que encauza al Ulla hacia la ría de Arousa, y la que ve pasar al río Pedel en Estonia, hay casi cuatro mil kilómetros y un día y medio de coche. Distancia suficiente para que, durante años, en un extremo y otro del recorrido los políticos y vecinos fantaseasen sobre cómo sería su ciudad gemela. Hace unos días, el hilo invisible que une a esas dos localidades se dobló sobre sí mismo. El alcalde de la Valga Estonia, participante en un congreso en Santiago, aprovechó la ocasión para conocer el lugar que, según él mismo reconoció, llevaba mucho tiempo imaginando. Nuestra Valga le sorprendió: Es más grande de lo que pensaba, y está «llena de cosas interesantes» y de paisajes sorprendentes. La visita de Kalev Härk a la Valga gallega podría haber sentado las bases a una aproximación entre dos localidades que comparten el nombre, sí, pero poco más. Ya se plantean intercambios escolares que permitan a los rapaces de aquí y de allá ampliar horizontes y aprender de los otros.
Los otros Meis
Valga no es el único rincón de la zona que tiene un pueblo gemelo. Hay cientos de localidades apellidadas Grove en América, y una Arosa en Suiza. En ese país también existe un Meis, verde como el nuestro. Al otro lado de los Alpes, en el Piamonte italiano, hay otro pueblo con ese nombre. Es un lugar pequeño y que, si no fuese por las casitas de madera que lo forman, podría pasar tranquilamente por cualquier rincón del Meis gallego. El que no se parece en nada es otro Meis, reseco y rojizo, situado en pleno desierto de El Chad. O la región de West Papúa (Indonesia) cuyo nombre que también coincide, letra a letra, con el de esta localidad arousana.
Menos exóticas son las toponimias paralelas de nuestras islas: Cortegada tiene réplica en Ourense, Sálvora en la provincia de A Coruña, y A Toxa en el verde interior de Silleda. Vilagarcía de Arousa es la mayor, en tamaño y proyección, de las hermanas que tiene en Asturias, Badajoz o Valladolid. Y a Vilanova también le sobran las réplicas en la península y más allá: encontramos villas nuevas en Francia, Chile y Colombia.