Piedrahita estará hoy en Vilagarcía con el objetivo claro de que los asistentes tengan «risaca» de tanto reírse a carcajadas
14 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Luís Piedrahita estará hoy, a las 19.30 horas, en el Auditorio de Vilagarcía para hacer reír al público para que «salga mejor de lo que entró»
-«Las amígdalas de mis amígdalas son mis amígdalas» no puede decirse que sea un título que hable por sí mismo...
-No se refiere al contenido del espectáculo, en ningún momento haré chistes de amígdalas. Lo que sucede es que, cuando un ríe a cargadas, la parte del cuerpo que más ve el humorista desde el escenario son las amígdalas. Las vemos asomarse a la boca como si se asomasen a un balcón y, de ahí, el título, en honor a la fiesta de carcajadas del patio de butacas.
-¿Qué necesita un monólogo para lograr esas carcajadas?
-Necesita contar la verdad. Llevar escondida alguna reflexión a cerca del alma humana que la gente no se espera y mucha risa. Por su parte, un monologuista debe escuchar en todo momento al público y saber que es lo que necesita, para poder dárselo.
-Habla de la improvisación
-Efectivamente. Yo lo hago muchísimo. Hay en momentos del espectáculo que me olvido del guión y le pregunto al público por donde quiere que derive la historia. Ellos me proponen temas, yo voy improvisando, y poco a poco se le va haciendo un traje a medida a cada noche. Sí ves el espectáculo el día anterior o al día siguiente, es distinto. Es una parte que me gusto mucho y que impide que uno mismo llegue a aburrirse.
-¿La improvisación como motivación?
-Sí, al fin y al cabo, los espectáculos se representan muchas veces. Cuando uno recorre siempre las mismas carreteras, una y otra vez, es cuando empieza a tener accidentes, porque nos confiamos. Yo me pongo pequeñas trampas para no aburrirme en el camino, para seguir alerta y poder dar siempre lo mejor.
-Cuando uno vive de la comedia, ¿cómo es ponerse serio?
-El humor es algo muy serio, solo tiene gracia cuando se hace desde la seriedad. Cuando una persona se hace la graciosa constantemente pierde toda gracia.
-Hay temas que, cada día, crean controversia en las redes sociales, ¿ha tenido alguna vez miedo a como se pueda interpretar un monólogo?
-Un teatro puede verse como algo parecido a una banda de amigos y se sabe que las historias que se cuentan no buscan herir ninguna sensibilidad. Las redes sociales, sin embargo, no son una banda de amigos, son un medio de difusión público en el que los agentes comunicadores son toda la comunidad. No se puede contar ahí todo lo que contarías en un bar. Hemos pasado de una España en la que no se podía hablar nada, a una en la que se podía hablar de todo y ahora estamos en una en la que parece que se puede hablar de todo pero no se puede hablar de nada.
-Vamos a simular que estamos en La Ventana, ¿Se le ocurre algún juego de palabras vinculado a Vilagarcía?
-Complicado. Aunque el objetivo es que parezca muy natural, la preparación de esas palabras me puede llevar una semana... Lo que sí puedo hacer es recurrir a una antigua que creo que sucederá en Vilagarcía. Es ese dolor del músculo, esa sensación de agotamiento que se tiene después de un ataque de risa, que se llama risaca.