Hayner Rodrigues: «La gente se volvió loca con los tatuajes, los ve como un complemento más»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Martina Miser

Los dibujos en la piel han dejado de ser tabú para gente de todas las edades

01 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que ha unido el amor, que no lo tenga que separar el láser. Esa es la recomendación que hace Hayner Rodrigues, el responsable del estudio de tatuajes Inkorporation (Vilagarcía), a quienes quieran celebrar el San Valentín con la oferta que ha lanzado el establecimiento con motivo del 14 de febrero: dos tatuajes por uno. «Alguna que otra vez ha venido gente a tatuarse el nombre de su pareja y a los pocos días, ha vuelto pidiendo que se lo quitase... Y ya le digo, esto ahora tiene que cicatrizar antes de poder usar el láser», dice este veterano del negocio, que lleva 18 años dibujando sobre la piel en Vilagarcía. Así que, antes de tatuarse algo, hay que reflexionar. Al fin y al cabo, «un tatuaje no es como una zapatilla, que te la puede quitar cuando quieras; hay que pensarlo bien. La gente se mueve mucho por las emociones del momento y las emociones pueden oscilar...».

Lo cierto es que, con la irrupción de nuevas técnicas que permiten que los tatuajes puedan ser reversibles, esa reflexión previa al paso por la silla de un estudio como el de Hayner Rodrigues se ha acortado. La gente se tatúa, y se tatúa cada vez más. «Tenemos mucha demanda. La gente se volvió loca con los tatuajes, los ve como un complemento más, como unas gafas», explica. Y como pasa con los complementos, los gustos cambian. «Antes de la pandemia se llevaban los tatuajes grandes», de los que exigen «ocho horas de trabajo». Sin embargo, ese tipo de dibujos, ahora, no son nada frecuentes. «Ahora lo que se lleva son las cosas pequeñas, el small tatoo», explica. Palabras que tienen un sentido especial para una persona, o incluso para familias enteras que acuden juntas a escribirse en la piel un mensaje que los une. «La gente busca marcar un momento e su vida, algo que pasó y que fue importante», señala.

Este tipo de tatuaje, más pequeño, parece haber abierto las puertas del estudio a un público que antes era más difícil ver aparecer por allí: personas de mediana edad que deciden hacerse su primer diseño. Normalmente lo llevan pensado, meditado y es algo que tiene un significado. Siluetas de los abuelos, de los padres, de una mascota... Los nombres de los hijos, las fechas importantes de su vida... «Antes la gente identificaba el tema de los tatuajes con un tipo de vida conflictivo... Ahora, se está rompiendo ese tabú y el tatuaje se ve de otra manera», señala Hayner Rodrigues.

En su empresa también trabaja con el láser para eliminar aquellos tatuajes que han dejado de gustar o que sobrellevan mal el paso del tiempo. Y es que el mercado ha cambiado mucho en los 18 años que este artista de la piel lleva trabajando: han variado los gustos, los materiales y hasta los colores. «Hace unos años solo había los colores básicos; ahora hay más de trescientas tintas de distintos colores», explica.