Conduce borracho y sin luces hacia un control, trata de identificarse con el DNI de otra persona y se lleva su automóvil tras arrancarle el cepo

Hace algunas semanas, los responsables de la Policía Local de Vilagarcía explicaban que, si bien su número no había crecido de forma notoria, las alcoholemias que los agentes estaban detectando en los últimos tiempos llaman la atención por su carácter extremo. Gente que apenas se tiene en pie cuando detiene sus vehículos, conductores que circulan entre vómitos, y no pocos insultos y amagos de agresión. En la madrugada del martes al miércoles, el incendio de varios automóviles en un garaje de Veiga de Lamas acaparó la atención de las fuerzas de emergencias y seguridad. Sin hacer tanto ruido, una patrulla del cuerpo municipal tuvo que hacer frente a dos episodios de esta clase, que acabaron confluyendo en un mismo control.

El primero de los conductores fue sorprendido con síntomas de haber bebido. La prueba de alcoholemia a la que fue sometido arrojó un resultado superior a los 0,60 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Una tasa considerada ya delictiva. El hombre, que se había percatado de la presencia de los agentes, estacionó su vehículo antes de toparse con ellos y echó a correr. Su huida se truncó a las primeras de cambio, cuando los funcionarios le echaron el guante.

El segundo investigado hizo su irrupción mientras la patrulla realizaba la primera alcoholemia, y superó cualquier expectativa. El automóvil que conducía se aproximó sin luces y trazando una trayectoria en zigzag. Cuando los agentes lo pararon, el tipo les dio unos datos falsos, pertenecientes a un DNI que no era el suyo. Trasladado a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, su test triplicó la tasa legal de consumo de alcohol. No contento con todo ello, cuando abandonó las dependencias policiales se dirigió a su turismo, logró forzar el cepo que lo inmovilizaba y abandonó el lugar al volante.

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