Rodrigo Lojo anuncia en medio de otra bronca que en dos años optará a la presidencia del Arousa

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Ramón Leiro

Manolo Abalo se siente respaldado para agotar su mandato en el club referente del fútbol en Vilagarcía, tras una asamblea muy concurrida en la que se escuchó de todo

26 may 2025 . Actualizado a las 11:24 h.

Con el debido respeto al resto de entidades y asociaciones que desarrollan su actividad en la ciudad, el Arousa Sociedad Cultural constituye la última gran referencia colectiva que sobrevive en una Vilagarcía que ha visto esfumarse, una tras otra, antiguas instituciones tan aparentemente sólidas como el Liceo, el Casino o el Club de Mar. Probablemente por esta razón cualquier debate que prenda su mecha en el entorno del club se viva con una pasión enraizada en lo más profundo de las entrañas. Hace dos años, el hotel Castelao fue escenario de una asamblea con mimbres de batalla retórica campal. Lo de este domingo en Fexdega no fue para tanto, aunque también pudo escucharse de todo. La sesión se había planteado como una reválida prematura de la labor de Manolo Abalo tras quince años en su presidencia. Una hora después de su inicio, el centenar muy largo de socios que abarrotaban la sala de conferencias pudieron abandonarla con dos ideas que ir barruntando. En primer lugar, Abalo se siente respaldado por la mayoría de la masa social, así que agotará los dos ejercicios de mandato que le quedan por delante. Por fin se confirma, además, que existe un delfín dispuesto a tomar su relevo desde el sector oficialista, por denominarlo de alguna forma: Rodrigo Lojo, actual adjunto al presidente, anunció su intención de encabezar su propia candidatura en el 2027.

Todo lo demás, con la excepción de alguna pregunta inteligente y de las intervenciones de Fernando Quintela y de Carlos Guerrero, que trataron de remontar el vuelo por encima de la gresca para salvar la imagen de la entidad, consistió en bajar de nuevo al barro.

A estas alturas nadie dudará de que Abalo es un tipo inteligente, que a su manera maneja muy bien los tiempos. Ante la frustración que supuso pifiar la fase de ascenso a Segunda RFEF, pese al equipo de campanillas que se había confeccionado y parecía haberlo ganado todo antes de que el balón echase a rodar, el presidente convocó una asamblea ordinaria para presentar las cuentas aseadas del club, aprobadas con un par de abstenciones y ningún voto en contra. Como para discutirle nada, después de haber salvado una sociedad en ruinas, habitada apenas por telarañas y deudas cuando él tomó sus riendas.

Abalo habla templado, pero lanza cargas de profundidad capaces de destripar un submarino U-Boot. Llegó el turno de ruegos y preguntas, y todas las miradas se posaron en Rubén Abal, responsable de redes en la primera directiva abalista siendo solo un adolescente, que se pasó a las filas de Francisco Vázquez Rogel, único socio expulsado en las ocho décadas de historia del Arousa, para abandonarlas hace tiempo y especular con sustituir a un presidente que notó agotado tras el último palo deportivo. «Como todo lo que aprendieses en Madrid fuese con Garvín, el presidente del Atlético de Pinto que acabó en la cárcel... En las redes eras bastante espabilado; en el resto no lo sé», le espetó Abalo a su virtual contrincante, que tuvo que arremangarse para explicar que nada había tenido que ver con ello, pero que, en efecto, el tal Garvín acabó entre rejas por convertir el club madrileño en sociedad anónima, venderlo y simular el robo de sus ordenadores para borrar las pruebas de sus falcatruadas.

Pepín González, presidente de la peña Escuadra Arlequinada, se fue a por Abalo con tesón, ganas y brusquedad, pero el presidente se defendió como gato panza arriba. De todas formas, los golpes se dirigían más bien hacia Rodrigo Lojo. En menor medida, también hacia Dani Abalo, el director deportivo, que tiene pinta de seguir y reconoció el bloqueo de la plantilla al jugar en A Lomba, como si necesitasen más un diván y un buen psicólogo que un plan de juego. El fútbol, que es así.

El presidente, Manolo Abalo, charla con Carlos Guerrero una vez finalizada la asamblea, con Rodrigo Lojo, adjundo a la presidencia y virtual candidato dentro de dos años, a la derecha de la imagen
El presidente, Manolo Abalo, charla con Carlos Guerrero una vez finalizada la asamblea, con Rodrigo Lojo, adjundo a la presidencia y virtual candidato dentro de dos años, a la derecha de la imagen Ramón Leiro

Las cuentas: saldo en bancos de 71.779 euros, en caja de 16.500 y beneficio de 5.116 euros

Lo que nadie en la asamblea le discutió a la directiva que preside Manolo Abalo fueron sus resultados económicos. Los ingresos de la temporada que acaba de concluir se van a los 575.447 euros, con 145.500 euros procedentes de las cuotas de los socios, 78.828 de las entradas de los partidos en A Lomba, 71.468 de la Real Federación, 69.000 de las vallas publicitarias y 57.650 de las subvenciones, como principales capítulos. Los gastos supusieron 570.331 euros. La inmensa mayoría de ellos, 413.410 euros, fueron empleados en el pago de las nóminas de los jugadores, los entrenadores y el personal. El transporte exigió 40.187 euros, y los arbitrajes, 30.000. En definitiva, 5.116 euros de beneficio, un saldo en caja de 16.500 y un saldo en los bancos de 71.779 euros.