La céntrica calle de Vilagarcía, que ayer estrenó su reforma integral, aguantó otros 45 litros por metro cuadrado de precipitaciones antes de su apertura
15 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Los efectos de las intensas lluvias que se abatieron sobre Vilagarcía el martes, con sus 56 litros por metro cuadrado acumulados aquella noche, han eclipsado cualquier otro debate sobre la reforma integral de la calle Clara Campoamor, la antigua Conde Vallellano que redondea el ciclo de humanizaciones del centro de la capital arousana. Los 25 minutos que el vial permaneció anegado, antes de que el servicio municipal de Emerxencias pudiese liberarlo, se imponían ayer a las consideraciones de corte estético entre los caminantes que se animaron a echarle un vistazo al resultado de una intervención que, en realidad, todavía no estaba completa, habida cuenta de que los operarios de Marconsa se afanaban en darle sus últimas pinceladas. Algunas vallas seguían ahí y las luces de los bancos aún no estaban listas.
En pocas ocasiones como esta los vilagarcianos habrán tenido ocasión de debatir sobre rasantes, cotas, inclinaciones y secciones de conducción. «Las tuberías que metieron son amplias, yo vi como lo hacían, pero deberían haberles dado una inclinación para que evacuasen hacia O Cavadelo», manifestaba un vecino. «Para mí que las rendijas de evacuación deberían ser mayores», sostenía su interlocutor, que tampoco tenía claro cómo funcionará el juego de inclinaciones que deben facilitar el alivio de la calle. En lo que ambos coincidían es en la notable mejora que desde un punto de vista estético y funcional le ha aportado la actuación a la calle que comunica O Cavadelo con la plaza de Galicia, abierta en su día para ofrecer una comunicación más ágil entre el casco urbano y el puerto.
Aquellos rellenos portuarios constituyen, precisamente, uno de los elementos que condicionan los efectos de las precipitaciones sobre un núcleo urbano que, en buena medida, se levanta sobre una antigua marisma. Sobre todo, porque la cuota de tanta explanada es ligeramente superior a la de la avenida de A Mariña. Lo cual provoca que, entre unas cosas y otras, el agua tienda a venir hacia aquí en lugar de marchar hacia allá.
Lo ocurrido el martes, en definitiva, suscita intranquilidad entre quienes viven, trabajan o hacen ambas cosas en el entorno de Clara Campoamor. Claro que tampoco faltan apuntes en sentido contrario, que aporten serenidad al respecto. El jueves por la noche, 48 horas después de la inundación, sobre Vilagarcía cayó también una copiosa lluvia: 44,8 litros por metro cuadrado entre las 21 horas y las seis de la mañana. Entonces, sin embargo, los aliviaderos sí hicieron su trabajo. Que hable el tiempo.
El corte estético. Más allá de su capacidad de tragar agua, la calle Clara Campoamor muestra un aspecto muy agradable, que en primavera debería ofrecerse en todo su esplendor con la floración de los árboles que recorren el vial desde la plaza de Galicia hasta O Cavadelo. Catorce bancos, otras tantas farolas y pivotes luminosos completan una intervención de 660.000 euros que también ha actuado en el subsuelo.