?ólo ciertas rocas -además de pequeñas muescas oscuras en la arena de alguna que otra playa- dejaron constancia de que por aquí se sufrió no hace mucho los terribles efectos de una marea negra. Los casos de domingueros que regresaron a sus hogares con los pies tiznados de piche fueron más bien escasos. Tanto es así que algunos vecinos -sobre todo los de corta edad- no dudaron en meterse en el agua para darse un chapuzón, ajenos a la posible presencia de irisaciones en la superficie o de fuel en los fondos.Sí hubo, por otra parte, muchos barbanzanos que aprovecharon el peregrinaje a las playas para echar un vistazo al despliegue defensivo instalado con ocasión de los días más agitados de la tragedia del 13-N. Así fue, por ejemplo, en el parque natural de Corrubedo. Muchos no dudaron en apearse a la alargada barrera arenosa que defendía la laguna de Carregal y caminar sobre ella como si se tratase de la Gran Muralla China.