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María Cadaval, doctora en Economía, publicará en mayo un libro sobre crédito hipotecario en la Administración local
24 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Mientras un padre acude cada día a su puesto de trabajo en una entidad bancaria, su hija convierte ese lugar en su terreno de juego imitando cada paso. Cuando aquella chica no acude a la sucursal se encuentra practicando con el piano o la guitarra, estudiando solfeo o en clases de baile regional e idiomas. María Cadaval Sampedro (Ribeira, 1977) pasó su infancia en Carreira. En su adolescencia, atraída por el ámbito de la economía -a la par que el de la docencia- una dicotomía se blandía en su futuro con el examen de selectividad cada vez más próximo. Así que tomó la elección más difícil de todas y la más inusual. Eligió ambas.
Hoy puede sonreír con satisfacción, pero como doctora. Desde la Facultade de Ciencias Económicas e Empresariais de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) imparte clase en tres grados diferentes: Economía, Administración de Empresas y Derecho, así como dos cursos de posgrado. Además, desarrolla una actividad paralela como investigadora a nivel nacional e internacional en su especialidad, la Hacienda autonómica.
La oferta
María Cadaval entró como estudiante en la facultad en la que trabaja actualmente con 18 años. Se curtió entre distintos tomos y volúmenes de los que sobresalían nombres monumentales como los de David Ricardo, Adam Smith, Karl Marx, John Maynard Keynes o Milton Friedman; pero también de economistas más cercanos como Paul Krugman.
Lejos de quedarse solo con las frías páginas de los padres de la economía, le influyeron académicos de la talla de Luis Caramés, el catedrático que dirigió su tesis doctoral, o Enrique Fuentes Quintana, José Manuel González Páramo o Guillermo de la Dehesa. Coincidiendo con sus estancias predoctorales conoció al entonces rector de la Université de Pau et des Pays de l?Adour, Jean-Michel Uhaldeborde.
Tras licenciarse cursó un máster de administración financiera y tributaria que le abrió las puertas a su primer trabajo en la banca. Tenía 24 años. Pero su «cordón umbilical seguía unido a la universidad» y tras compaginar durante un tiempo las dos áreas se doctoró con un estudio acerca de las aglomeraciones urbanas, desde la perspectiva de la hacienda pública.
De no haber sido así, Galicia se habría perdido a una doctorada que recibió el premio extraordinario europeo. Mérito que refleja cada día en las aulas: «Lo importante no es que los alumnos memoricen información, hemos de procurar que aprendan a pensar». Tras esta vital premisa llegaron otras.
Cadaval encauzó su labor académica a las posibilidades de organización del sector público -debate hoy en día en plena vigencia- en el contexto de la configuración del sistema tributario, el reparto funcional en los diferentes niveles de gobierno o controvertidos temas como la rendición de cuentas, duplicidades administrativas o la gestión en la sanidad y la educación.
La demanda
«La definición básica de economía nos lleva a decir que es la ciencia que estudia la asignación de recursos escasos a fines alternativos», la ribeirense se refiere a la responsabilidad implícita en la asignación de cifras esenciales en la vida del ciudadano y «si mis trabajos e investigaciones contribuyen a avanzar en ese sentido, habré logrado mi objetivo».
Cada curso dirige más de una docena de los trabajos de fin de grado de estudiantes, mas eso no le impide desarrollar otros proyectos como el libro que ha coordinado sobre crédito hipotecario en la administración local, con fecha de salida prevista para mayo, o un nuevo manual sobre hacienda autonómica y local programado para antes del estío.
En un marco de infinitas propuestas de reformas económicas, su especialidad le otorga una visión privilegiada sobre cuestiones como el escándalo de los Papeles de Panamá: «Los paraísos fiscales no se circunscriben a España, van mucho más allá de la Agencia Tributaria y de la legislación, podríamos decir que nos encontramos delante de un asunto global de hipocresía fiscal, mientras esto siga así seguiremos pagando impuestos y sosteniendo al Estado los asalariados y las pequeñas y medianas empresas». Y si todavía queda un rayo de esperanza, este brilla en la universidad.