EE.UU. despertó la pasión del noiés Aarñon Bello por la aventura, pero admite que le costaría convertirse en astronauta
19 nov 2022 . Actualizado a las 17:23 h.De esas dudas existenciales con las que crecemos cuando somos pequeños y de las que van surgiendo cuando todavía estamos empezando a hacernos mayores. De entre todas esas preguntas, surgió el interés de Aarón Bello por la física. O quizás fue el telescopio que le regalaron sus padres hace años, lo que hizo ver claramente lo que siempre le había gustado, una ciencia que él mismo describe como pura. En cualquier caso, este joven noiés no cambió de idea con el paso del tiempo y a un año de acabar la carrera habla sobre su corta, pero intensa experiencia.
Con tan solo 16 años viajó a Estados Unidos con una beca y allí cambió su perspectiva acerca de la vida: «Antes de ir yo me veía viviendo, proyectándome o estudiando aquí. Pero luego vas a allá y ves de pronto un montón de posibilidades, cómo es distinto todo y te entra el gusanillo de viajar. Ahora tengo más ganas de ir a estudiar o a trabajar fuera, no sería un castigo para mí ir a otro país, todo lo contrario», afirma el barbanzano.
Una media excelente en bachiller y una nota de corte altísima en selectividad hicieron que dudase por primera vez si decantarse por la física o por un doble grado que la unía a las matemáticas, aunque finalmente «preferí enfocarme solamente en física, que es lo que más me gusta y no hacer una mezcla», cuenta Bello. Un buen estudiante, sin duda alguna, que ha visto recompensado su esfuerzo con varias matrículas en tres años de carrera: «Del instituto a la universidad hay un cambio importante. En mi caso se nota especialmente en las asignaturas de matemáticas, a mi personalmente me gustan más las de la universidad, que son más complicadas pero también más reales», dice el noiés.
Después de dos años estudiando en Santiago, decidió probar suerte más al norte: «Al volver de Estados Unidos tuve claro que quería hacer Erasmus, pero no sabía en qué país, ni en qué curso. Luego vi las opciones y la que más me convenía era Suecia, por el idioma, por el nivel, por la cultura y por el clima», explica el joven físico.
Estancia en Suecia
De su andadura por el país escandinavo solo guarda buenas palabras y destaca un curso que realizó durante el invierno, Ciencia Ártica: «Tres días de clase presencial en la universidad, en las que nos dan introducción teórica al hielo, a la nieve, a las avalanchas, y a las auroras boreales y sistema solar», relata Bello. Tras esa iniciación se trasladó, durante cuatro días todavía más al norte: «Lo ves en el mapa y es una ciudad en el medio de la nada. Nos dedicamos a elaborar informes sobre las auroras boreales y a excavar en la nieve para saber el tiempo de formación y el número de capas. También visitamos el instituto de física espacial de Kiruna».
Los estudios que más le interesan van desde la cosmología a la física de altas energías, pasando por la relatividad o la astrofísica. Mientras, su curiosidad le lleva, a los estudios sobre las ondas gravitacionales, sin dejar atrás a los agujeros negros, la forma del universo o su tamaño.
Más allá de la física y del telescopio siempre bajo el brazo, lo que más le agrada es viajar y, sin embargo no le hace tanta gracia hacerlo al espacio: «Me gusta viajar y me gusta el espacio, pero las dos juntas no me acaban de convencer. Si me ofrecieran ser ahora mismo astronauta me lo pensaría bastante», afirma Bello.
Un futuro próximo
Ahora se enfrenta al último año de carrera y al proyecto de fin de grado, aunque este verano no da tregua y hará prácticas en Meteogalicia. Lo siguiente será hacer un máster en cosmología y astrofísica o en matemáticas físicas aplicadas a las finanzas: «Igual voy por otro camino, nunca se sabe. Por el momento tengo esas dos opciones favoritas, una de ellas, en Barcelona», comenta el noiés, que a pesar de la seguridad que muestra al hablar sobre su futura profesión, todavía no tiene claro a lo que se quiere dedicar: «Con eso estoy bastante contento, porque ya sea docente, investigador, trabajar en una empresa privada, en las finanzas o dedicarme a la divulgación científica, cualquiera de esas opciones me haría feliz. No le pongo pegas y cuanto más viaje mejor» y añade: «Me encantaría trabajar en la NASA o en la ESA». Muchos sueños para un universo demasiado grande.