El ejemplo de todos los héroes anónimos

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla CRÓNICA

BARBANZA

24 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Vivimos en una sociedad que busca héroes con la misma voracidad con la que más tarde los destruye. Necesitamos el ejemplo de grandes hombres y mujeres, de auténticos líderes que marquen los pasos que debemos seguir millones. Estos tienen que ser perfectos, exitosos, grandilocuentes y millonarios. Por algún motivo, preferimos su alfombra roja, su pompa, ostentación y fastuosidad, a la humildad de lo conocido, a la sinceridad de las cicatrices que quedan marcadas en la piel después de las batallas que se libran a lo largo de la vida.

Pensaba en ello mientras recordaba una entrevista a Eric Clapton que leí, como mínimo, hace una década. «Los músicos no tenemos todas las respuestas», contestó el guitarrista británico después de que le preguntasen, incansablemente, cuál era el significado de la vida, dónde estaba la solución a las desigualdades que dividen y cuartean el mundo y cuál era el camino más rápido para poder alcanzar la felicidad. Rompiendo de cuajo el canon de las personas que han alcanzado el éxito, y que lo saben y juzgan todo, prefirió ser sincero. Lo mío es tocar la guitarra, preguntadme sobre música, intentad contestar vosotros al resto.

Mientras rememoraba aquella clarificadora respuesta, pensé en tres personas que nos han mostrado el camino a seguir. Lo hicieron el pasado 25 de diciembre cuando impidieron un intento de secuestro en la calle Bao de Boiro. Su valentía y coraje han permitido resolver el caso Diana Quer, uno de los más mediáticos y enigmáticos de la historia de este país, cuyo final nos ha encogido el corazón a todos. Con su ejemplo, fueron esos tres jóvenes los que dieron la cara por una sociedad cada vez más individualista, en la que, día a día, vemos como el colectivo pierde fuerza a pasos agigantados. Ellos demostraron que todavía queda esperanza para conseguir una sociedad más justa, más valiente y luchadora.

Por ello, antes que con los gurús de alfombra roja, prefiero quedarme con el ejemplo de los héroes anónimos. Rompo una lanza por el abuelo que cede su último aliento por un nieto, por el padre que da la vuelta al mundo para cuidar a su hijo, por la madre que se multiplica para poder conciliar trabajo y familia, y por el joven que lucha contra la desigualdad, se encuentre donde se encuentre.

Ellos, y muchos otros, son los verdaderos héroes, que deberíamos recordar cuando las cosas no funcionan, cuando el camino es tortuoso y no se logra encontrar la meta entre la niebla de la duda. Cuando nada cuadre, cuando las fuerzas desfallezcan, recuerden a la persona que se jugó la vida sin necesidad de encontrar los focos de la gloria. Recuerden que todavía queda esperanza.