La demora en la materialización de los proyectos supone un contratiempo para las Administraciones locales a muy diversos niveles. Ya no se trata solo de que las obras se acometan más tarde de lo previsto, sino que la ejecución de los presupuestos, en lo que concierne a la inversión, también se resiente.
Lo explica el mandatario ribeirense, Manuel Ruiz, quien calcula que, a estas alturas, el porcentaje del capítulo inversor que se gastado ronda el 25 %.
Cabe señalar que con las limitaciones que hasta ahora tenían los ayuntamientos para destinar dinero a obras, buena parte de las que se ejecutaban correspondían a los planes que se suscriben con otras Administraciones. Si estas no se acometen en tiempo y forma, el plan económico se ve afectado.
La cuestión es que los dirigentes locales no prevén que la situación pueda mejorar a corto plazo. Explican que la contratación se complica y alarga, especialmente por la segunda vuelta.