
Con decenas de relevantes títulos conquistados, se ha convertido en un cotizado profesional a nivel europeo
22 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Podría decirse que el protagonista de historia ya llevaba la brisa del mar incrustada en su ADN cuando nació. Con tan solo 6 años, tuvo su primer contacto con una embarcación, fruto de la pasión familiar por la vela. Este fue el viento de cola que impulsó con fuerza el futuro de Francisco González Sánchez, más conocido como Pancho González, hacia la élite de los regatistas profesionales. Y aunque ha sentido su hogar en muchos de los náuticos de Galicia, el de Ribeira guarda un hueco especial en su corazón.
Con un palmarés de auténtico vértigo que recoge triunfos a lo largo de una trayectoria por las principales clases de esta disciplina deportiva, González ha sido una pieza clave en tripulaciones que han conquistado campeonatos mundiales y europeos, decenas de títulos nacionales -de la relevancia de los trofeos S. M. Juan Carlos de Borbón, Príncipe de Asturias- y hasta un récord Guinness. En estos momentos, tiene la mente fija en las próximas competiciones que disputará , la más próxima, el Mundial de Swan 45 que tendrá lugar en Palma de Mallorca a principios del próximo mes.
Bautismo de mar
Pancho González no tuvo la oportunidad de iniciarse en la vela con los recursos y embarcaciones que existen en el panorama actual de este ámbito deportivo. Con todo, eso no impidió que comenzase a destacar, primero en láser y luego ya sobre cruceros (OCR), cuestión que compaginaba ganando sus primeras competiciones también sobre una tabla de windsurf. En este sentido, el Cidade de Ferrol fue una escuela para él.
«La vagancia se paga antes o después, en todos los ámbitos de la vida», con esta frase, el ribeirense de adopción sintetiza una de las lecciones que siempre han guiado su filosofía de vida. Quizás por ello, con 17 años estaba preparando la olimpiada de Sydney en 49er. Era una época en la que tocaba entrenar de lunes a domingo, y en la que estuvo concentrado en diversas ocasiones en el centro de alto rendimiento de Santander. La carencia de recursos de aquel entonces impidió su participación olímpica, pero eso nunca le alejó de la competición. Todo lo contrario.
Hasta en sus estudios universitarios el amor por el mar estaba presente, ya que se formó en la coruñesa Escuela Técnica de Navegación, donde estudió puentes.
En todo este tiempo ha tenido la oportunidad de conocer y navegar codo con codo con algunos de los nombres más relevantes de la vela, como Chuny Bermúdez de Castro, Torben Grael, Dee Smith, Fernando León o Toño Piris. Se ha medido al Bribón y ha tenido el placer de conocer al rey de España y, por supuesto, al rey emérito. Pero a la hora de escoger una anécdota, viaja inevitablemente en el tiempo a Valencia, cuando Russell Cuts, ganador de, por ejemplo, una Copa América se le acercó para decirle que había hecho una buena regata: «Es como conocer a Cristiano para un chaval que juega en tercera regional», confiesa.
El futuro
Pancho González, quien es gerente de la firma herculina Millas Rigging Coruña SLNE y también trabaja para North Sales, ha destacado en la clase max yatch, con embarcaciones gigantescas de unos 80 pies -más de 20 metros de eslora- y la dificultad que conlleva. En 2017, después de mes y medio de preparación para una regata de hora y media, conquistó la Barcolana y ligó para siempre su nombre con el récord mundial de mayor número de embarcaciones. La línea de salida congregó a 2.110 naves.
Después de haber integrado equipos de la talla de Caixa Galicia, Movistar, Florentino, Turismo de Madrid o Forum Filatélico, se ha convertido en un cotizado regatista que sobresale en el puesto de trimer de Génova. No obstante, en su carrera como deportista todavía quedan muchas páginas por escribir y él tiene claro cuál es el triunfo que quiere sumar a su lista de victorias.
«Me gustaría ganar un mundial de TP52», indicó Pancho González de una clase que conoce al dedillo y que viene de estar entrenando con el Azurra en marzo, nave compuesta de tripulación argentina e italiana. Al igual que en sus inicios, Pancho sigue impulsado por ese viento de cola y ese esfuerzo e ilusión que le motiva para seguir creciendo a nivel profesional.