La vuelta al colegio en Barbanza: «Míralos, parece que son militares»

m. x. blanco / l. martelo

BARBANZA

El orden y el silencio reinaron en el atípico regreso a las aulas barbanzanas

10 sep 2020 . Actualizado a las 16:52 h.

Si este fuera un septiembre de los de antes, los niños se habrían arremolinado a las puertas de sus centros escolares, donde se habrían vivido escenas con abrazos y choques de manos aderezadas con risas, en un ambiente de total alboroto. Sin embargo, fueron el orden y el silencio los que reinaron en esta inusual vuelta a las aulas.

«Míralos, parece que son militares». La frase, pronunciada por una madre en una de las tres entradas que se habilitaron en el colegio O Grupo de Ribeira, refleja lo que se vivió en buena parte de los centros educativos barbanzanos. La decía mientras su hija Daniela se unía a sus compañeros de tercero de primaria, que ya habían formado una fila en el patio, desde donde partirían después rumbo a su aula.

Fue lo ocurrió en la práctica totalidad de los colegios barbanzanos. Los chiquillos se fueron distribuyendo en grupos en los patios o incluso llegaron ya separados en los autobuses, para acceder de forma ordenada a los pupitres. También fuera del recinto se repetían las mismas conversaciones. Una madre se lamentaba en O Grupo de que los pequeños tuvieran que enfrentarse a este incierto y temido inicio del curso armados con mascarillas y teniendo que mantener las distancias. Pero, en general, reinaban la ilusión y la esperanza, al tiempo que los padres se mostraban convencidos, mayoritariamente, de que el regreso a las aulas era necesario.

Entre los profesores también reinaba el nerviosismo. Lo reconocía la directora del Rodríguez Cadarso noiés: «É un comezo diferente, pero vese que os nenos chegan moi concienciados». Desde algunos centros se hacía hincapié en que, hasta los más pequeños, habían aguantado la mascarilla sin mayores problemas.

Jornada informativa

Pese a que la mayoría llegaban al colegio con la lección aprendida en lo que las normas anticovid se refiere, los maestros dedicaron buena parte de la jornada a incidir en estas explicaciones, sobre todo en las relativas a las organización de los patios por grupos y a los recorridos que se han establecido para que no se mezclen alumnos de diferentes aulas.

También en los comedores, los chiquillos se encontraron con sorpresas, en forma de distancias, superiores incluso a las de los pupitres, y mamparas. En Boiro, media docena de comensales estrenaron el comedor escolar improvisado en el restaurante Chicolino, al que está previsto que a partir de viernes acudan cada día 70 estudiantes del Santa Baia.

Se efectuó una prueba en los colegios, pues acudieron la mitad de los estudiantes, pero el gran examen será mañana. En Barbanza ocuparán sus pupitres más de 7.900 chiquillos de infantil y primaria.