Abrazafarolas virtual

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

03 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Corrían los primeros años de la democracia y un tal Pablo Porta ejercía de nefasto presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Por aquel entonces, tenía éxito un programa radiofónico del periodista José María García. Cada noche, como un martillo pilón, le dedicaba en las ondas una serie de calificativos, algunos incluidos en el diccionario de la RAE y otros de cosecha propia. Uno de los acuñados fue abrazafarolas, que viene siendo alguien que puesto a saludar, socializar y pastelear se le va de las manos. Me viene esto a la cabeza cuando veo a muchos políticos, de medio pelo para abajo y casi siempre con cargo o carguito, felicitan, postean, celebran y se ufanan en las redes sociales de cuanto logro tiene alguien que hasta su subida a los altares ni sabían de su existencia. Con edulcoradas loas y versadas opiniones sobre disciplinas recién descubiertas. Abarcando todo el horizonte deportivo y de variopintas actividades.

Que haber, aún rechinarían y habría que meterlas con calzador si fuesen sinceras, como un San Pablo recién caído del caballo ante la revelación de Dios. Pero la cuestión, en esencia es al menos lo que trasladan, es una enfermiza necesidad de ligar sus nombres a los éxitos ajenos, lo que en el fondo creen les aporta notoriedad o la imagen de estar en el machito.

El tiempo dedicado a esa titánica labor dactilar es posible que estuviese mejor empleado en trabajar y gestionar con criterio para que existan buenas condiciones para desarrollar esas actividades. Para que esos logros no constituyan un milagro dadas las circunstancias en los que se dan.