«No cabe duda de que existe una economía que se fundamenta en los recuerdos del pasado»
21 feb 2022 . Actualizado a las 15:49 h.Los datos que maneja Spotify confirman que a partir de los 30 años apenas descubrimos música nueva. Algunos expertos explican que el cerebro se hace impermeable a nuevos sonidos; otros afirman que no se debe a una cuestión fisiológica, sino que se fundamenta en la nostalgia. Maximizamos lo que escuchamos durante la adolescencia, fuera Sabina, Coldplay o Bisbal.
No cabe duda de que existe una economía que se fundamenta en los recuerdos del pasado. ¿Qué es sino Disney y los inagotables remakes de sus clásicos? ¿Por qué funcionan los spin-off de Star Wars donde los personajes de la trilogía original aparecen unos segundos? Nos gusta la nostalgia, nos hace sentir bien y las grandes marcas también lo saben. Ahí están las reediciones de Nike o Adidas o, lo peor, los pantalones de campana. ¿Por qué han vuelto de nuevo?
Mientras los expertos deciden si rechazamos los nuevos estímulos porque nuestro cerebro envejece o porque nos agarramos a lo que ya conocemos, antropólogos americanos reunieron a un grupo de ancianos en unas instalaciones en las que todo estaba decorado como cuando tenían 50 años. Y los trataron como si así fuera. En cuestión de días se sentían más fuertes, vigorosos y su postura, visión y memoria habían mejorado.
En los Simpsons hay un capítulo donde el señor Burns se viste como un adolescente. Sin necesidad de caer en tamaña vergüenza ajena, aunque todos conocemos algún ejemplo, frente a la pereza y ante una economía que quiere que demos continuamente vueltas y vueltas al pasado, cabe recordar que queda un mundo por descubrir. Y además nos rejuvenece. Doble premio.