Empezamos con la propuesta de cobrar peaje en las autovías, seguimos con la limitación de circulación de ciertos vehículos en el centro de las ciudades y ahora se plantea la posibilidad de que los ayuntamientos de todas las urbes de España puedan cobrar una tasa en las zonas más sensibles de sus localidades o las que quieran preservar de las consecuencias del tráfico.
Partamos de la base que todos entendemos, aunque algunos no se apliquen el cuento, que nada es gratis y que es necesario pagar impuestos para tener, por ejemplo, carreteras. Bien es cierto que la mayoría los pagamos y luego, a veces, tenemos que circular por alguna vía en la que no vemos que se haya invertido demasiado. También, religiosamente abonamos la tasa municipal por tener un coche. Nos piden que los cambiemos, porque el parque móvil es muy antiguo y contaminante, pero los sueldos son los que son y no suben al mismo ritmo que los precios.
Todo lo que vaya encaminado a reducir emisiones de gases nocivos y cuidar el medio ambiente es necesario. Ahora bien, las políticas hay que promoverlas y no solo pronunciarlas. Por lo menos, si pagamos los peajes que tengamos todos los semáforos en verde a la vez, como canta, aunque por desgracia ya no durante mucho más tiempo en directo, Enrique Bunbury.
Si se va a cobrar por circular con el vehículo privado por el centro de las ciudades para reducir el tráfico, será necesario ofrecer un servicio de transporte público eficiente y adaptado a las necesidades, calles más seguras para los peatones y carriles bici que cumplan su función y fomenten el uso de las bicicletas.