Pelear contra el cambio climático desde el jet privado

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SEÑORÍO Y VALORS

BARBANZA

La ministra de Igualdad, Irene Montero, en Nueva York el pasado 1 de julio
La ministra de Igualdad, Irene Montero, en Nueva York el pasado 1 de julio Javier Otazu | EFE

«Sorprende ver a la ecologista ministra Irene Montero viajando a Estados Unidos en jet privado, como podría hacer la diva Georgina, algún jeque árabe o cualquier multimillonario de Wall Street que quiera acudir a la final de Wimbledon»

06 jul 2022 . Actualizado a las 09:47 h.

Groucho Marx nos dejó la icónica frase de «estos son mis principios, si no le gustan tengo otros». Mordaz, certero y agudo. Como ocurre con los clásicos, no ha perdido un ápice de vigencia. Hoy, que vivimos en un mundo devorado por unas redes sociales que nos ‘obligan' a mostrar de manera constante una imagen que poco o nada se parece a la real, todo huele a estafa.

Estamos inmersos en una realidad frenética —la llamada modernidad líquida por Zygmunt Bauman—, en la que lo importante es la pose y poco más. Todo pasa rápido y todo se olvida al instante. Nada queda. La clave, estar siempre en el candelero. Que hablen de uno, aunque sea mal. Los americanos, como ya descubrieron los romanos hace unos 2.000 años, saben que el show es lo más importante. Vale más cómo lo dices, la archiconocida retórica, que el propio mensaje.

Y con esos condicionantes nos encontramos a una camarilla política que desde su torre de marfil moral nos regaña a diario porque nos portamos mal. Que nos insiste en la necesidad de cerrar granjas, ser ecosostenibles y frenar el consumo de queroseno que queman los miles de aviones que vuelan cada día. Podría ser entendible, respetable y defendible si los mismos que lanzan las proclamas también las cumplieran.

Sorprende y sonroja ver a la ecologista ministra Irene Montero viajando a Estados Unidos en jet privado emulando a divas como Georgina Rodríguez, a jeques árabes que el petróleo ha hecho multimillonarios o a cualquier bróker de Wall Street que quiera ver en directo la final de Wimbledon. ¿No eran esos privilegios y desigualdades contra los que luchaban?

En el fondo nada nos sorprende. En el último foro de Davos, los más poderosos del mundo se reunieron para decir que había que frenar el cambio climático de manera urgente. Llegaron a la cumbre Suiza en jets privados y helicópteros. ¿Por qué a ninguno se le ocurrió subir a aquella montaña en bicicleta?