En Baroña funciona un coto al que se accede con carné y otras comunidades están pensando en aplicar restricciones para evitar que algunos «saian con sacos cheos»
04 nov 2022 . Actualizado a las 05:10 h.Recoger setas es una práctica que se ha convertido en afición para muchos barbanzanos que, llegada esta época, no dudan en recorrer el monte en busca de los mejores ejemplares comestibles para aderezar con ellos exquisitos platos. Hasta no hace mucho, esta actividad podía desenvolverse con total libertad en toda la comarca, pero ahora el panorama ha cambiado. En Baroña ya funciona un coto, al que solo pueden acceder los poseedores de un carné especial, y hay otras comunidades que están pensando en aplicar restricciones. El motivo no es otro que evitar que algunos «saian con sacos cheos».
Ponerle freno a la sobreexplotación fue uno de los motivos que llevó a la comunidad de montes de Baroña a solicitar la delimitación de un coto micológico en una superficie de cien hectáreas situada en la parte alta del monte Enxa. Se trata de una zona en la que nacen diversos tipos de setas de forma natural, pero en la que la entidad también realizó micorrizados con el fin de impulsar la proliferación de níscalos y boletos, dos de las especies más demandadas.
Para los comuneros y los niños, la entrada a este recinto es gratuita, pero el resto tienen que abonar una cuota diaria de cinco euros o solicitar un carné para toda la temporada, que tiene un coste de 35. Una vez en el interior del recinto, los usuarios tienen que cumplir una serie de normas, entre las que figuran no exceder de los dos kilos al día, puesto que se trata de una actividad enfocada al autoconsumo, o evitar herramientas que deterioren el suelo.
A este primer coto que funciona en Barbanza se sumarán próximamente otros dos, también en terrenos de la comunidad de Baroña. El presidente de la entidad, Ovidio Queiruga, explicó que la tramitación para que la Xunta de luz verde a ambas zonas ya está en marcha: «A idea é que, no futuro, toda a parroquia estea integrada nun gran coto micolóxico. Aquí temos un gran potencial que hai que aproveitar».
Afluencia masiva y agresiva
Aunque la comunidad percibe ingresos, Queiruga señaló que ese no es el fin primordial, puesto que dicho dinero se reinvierte en las propias áreas delimitadas, colocando paneles y señales: «O que queremos é evitar unha afluencia masiva e agresiva, por parte de persoas que veñen a recoller setas con fins comerciais sen respectar a normativa vixente en Galicia».
Ese problema de sobreexplotación ya lo han detectado los comuneros de Esteiro, por lo que tienen en mente solicitar un coto micológico: «Queremos manter o monte aberto e vivo, pero non pode ser que veñan tres e arrasen con todo», señaló el presidente de la entidad, Xeromo Estévez. Añadió que él mismo tuvo ya discusiones con personas que se llevaban grandes cantidades de setas: «O ano pasado xa colocamos un cartel coa normativa que rexe en Galicia, pero non serviu de nada».
El monte de A Curota, uno de los puntos calientes de Barbanza a nivel micológico, también podría ver limitada en el futuro esta práctica. Desde la comunidad de Posmarcos señalaron que el tema ya se puso sobre la mesa en alguna ocasión, aunque finalmente surgieron otras prioridades. Añadieron que al problema de la sobreexplotación se suma el hecho de que las personas que acuden en busca de setas no respetan el cierre ganadero: «Deixan as cancelas abertas e os animais escapan».
En otras zonas de Barbanza, sin embargo, no hay visos de que la recogida de setas vaya a tener restricciones a corto o medio plazo. Desde la comunidad de Taragoña explicaron que, pese a que «hai moitísima xente recollendo setas», no entra de momento en sus planes iniciar los trámites para crear un coto.
La normativa vigente en Galicia limita a dos kilos la cantidad por persona y día
Exista o no un coto micológico delimitado, la recogida de setas no es totalmente libre, puesto que hay una normativa, recogida en un decreto publicado en el 2020, que establece una serie de requisitos que tienen que cumplirse al realizar esta práctica en Galicia. Uno de los más importantes es que el límite, por persona y día, está fijado en dos kilos.
A mayores, quienes dirijan sus pasos al monte deben saber que nunca se deben cortar los ejemplares, sino que hay que arrancarlos. Está prohibido revolver el suelo en busca de setas y tampoco pueden recogerse las que son muy pequeña ni las demasiado grandes. Nunca se deben usar bolsas de plástico para el transporte, sino cestos o recipientes que permitan que las esporas caigan al suelo durante el traslado, para facilitar el proceso de reproducción.
Otra de las normas que figuran en el documento que rige esta práctica es que está prohibida la recolección de setas durante la noche.