La erradicación del jacinto de agua: una batalla con enormes costes económicos

BARBANZA

En otras zonas afectadas de la Península, como el río Guadiana, ya se han invertido más de 40 millones de euros a lo largo de 14 años
09 nov 2022 . Actualizado a las 10:52 h.Casi una semana después de los primeros avistamientos, sigue habiendo restos de jacintos de agua o camalotes en varias playas de la comarca. Como ya se ha señalado en los últimos días, esta planta es una especie exótica invasora extremadamente peligrosa para los ecosistemas que coloniza.
Por no llevar a equívocos, conviene aclarar que, cuando se habla de lo enormemente dañino que es el camalote, en ningún caso se está queriendo decir que sea peligrosa de forma directa para la salud del ser humano. No son, desde luego, plantas venenosas ni nada que se le parezca.
No obstante, sí son potencialmente fatales en términos medioambientales. Tienen un comportamiento parasitario. Se reproducen con gran rapidez y ocupan grandes masas acuáticas, amenazando la supervivencia de las especies autóctonas.
Todos los expertos consultados han apuntado en la misma dirección: la mejor estrategia para luchar contra la proliferación indeseada de esta planta es la creación de planes preventivos. Atajar el problema en las etapas iniciales, o incluso hacer actividades de monitoreo y vigilancia antes de que aparezca.
Existe un informe del Ministerio para la Transición Ecológica que señala Barbanza como una de las zonas de Galicia potencialmente amenazadas por el jacinto de agua. La reciente aparición de restos de esta especie en la comarca ha coincidido, por ejemplo, con otra similar en dos playas de las islas Cíes. Se cree que esto se debe al arrastre de las mareas portuguesas que conectan con la región.
Por el momento, al haber aparecido en agua salada, no ha habido expansión de la especie. No obstante, de conseguir llegar al cauce de algún río o a alguna zona con baja salinización, podría desatarse lo que en otros lugares de la Península lleva siendo durante años una pesadilla de grandes esfuerzos dinerarios y logísticos.
Gastos astronómicos
Dependiendo de la zona, los gastos derivados de retirar el jacinto de agua han sido más o menos elevados. Pero, en cualquier caso, siempre han supuesto cuantiosas inversiones.
Donde más veteranía hay en la lucha contra el camalote es en el cauce del río Guadiana. Es una batalla que se remonta 14 años en el tiempo y que aún no ha llegado a su fin. Durante este largo período, se estima que la inversión total alcanza los 40 millones de euros. Y eso que el gasto por tonelada, que ronda los 40 euros, es mucho más bajo que en otras zonas.
Otro sitio que sufrió episodios de estas características fue el cauce del río Albaida, en la Comunidad Valenciana. En el 2006 se retiraron 207 toneladas de camalote, con un coste total de 114.000 euros. Una cifra mucho más modesta, aunque también se trata de un río de menor tamaño. Desde aquella campaña a gran escala, no se han vuelto a observar rebrotes en el lugar. Sin embargo, esta área fue proporcionalmente la más cara. El gasto ascendió a 554 euros por tonelada retirada.
En el Marjal de Castellón, donde se extrajeron otros 193.000 kilogramos de camalote, se gastaron 75.000 euros (casi 400 euros por tonelada). No obstante, en comunidades como Galicia, donde los pocos focos que han ido surgiendo en los últimos años se han exterminado a tiempo, el equipo y los recursos invertidos han sido mucho menores.
Pero esto, advierten expertos como Serafín González, presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, que no debe llevar a la relajación. Tal y como recuerda, «esta es una especie muy difícil de erradicar que en apenas diez años puede acabar invadiendo por completo un ecosistema».
Métodos de eliminación
De hecho, además de alterar los ritmos biológicos de otras formas de vida —ocupa tanto espacio que no permite pasar la luz—, también puede llegar a mermar la fauna al adulterar las condiciones de sus hábitats. Y, lo que es igual de preocupante, está demostrado que puede disminuir el caudal de las masas de agua, lo que puede llevar a eventuales episodios de sequía.
Además, en el informe del ministerio también se indica que, allí donde el jacinto de agua echa raíces, se multiplica la población de mosquitos, «pudiendo favorecer la aparición y expansión de numerosas enfermedades, como malaria, encefalitis, filariasis o cólera», reza el documento.
La capacidad de germinación del camalote es extraordinariamente alta. Incluso después de arrancarlo, puede seguir soltando semillas con capacidad de eclosionar.
El método más efectivo para erradicarlo es someter al cuerpo de la planta a un proceso de deshidratación que sustraiga todo el agua que acumula en su interior. En algunos casos, también se contempla la posibilidad de deshacerse de los restos a través de la combustión, para asegurarse de que no hay posibilidad de que hayan quedado semillas con vida.
El cambio climático y los desastres meteorológicos podrían crear el caldo de cultivo idóneo para la expansión de este huésped hostil. Se estima que para el año 2080 la práctica totalidad de la Península esté bajo amenaza de invasión de camalote.