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01 abr 2023 . Actualizado a las 16:06 h.Los actos religiosos de la Semana Santa arrancaron el pasado viernes en la comarca con distintas celebraciones que en la mayoría de localidad tuvieron su acto central en la procesión de la virgen de los Dolores. Pese a que el tiempo amenazaba, la lluvia solo acabaría cogiendo de lleno al paso de Boiro, aunque esto no detendría a las cofrades. El recogimiento y el silencio, roto solamente por los tambores que marcaron el paso de las procesiones, acompañaron la primera marcha de la virgen en estas jornadas en las que se recrea la Pasión de Cristo.
Precisamente Boiro fue una de las protagonistas. Tras un 2022 con escasez de portadoras, una veintena de mujeres, entre las que estaban veteranas, nuevas incorporaciones y las remeras del club de Cabo de Cruz, volvían a cargar con el peso de la Dolorosa por su cuenta desde la iglesia de Santa Baia. Ni la lluvia pudo detener la marcha, que haría su recorrido completo en un acto lleno de emoción. «El trabajo de las costaleras fue maravilloso, y eso que había una mezcla de edades y solo pudimos ensayar una vez. Nos cogió un chaparrón que nos tuvo hasta las doce y pico de la noche intentando secar la ropa de la imagen, pero eso es lo de menos. Una vez allí, tiramos hacia adelante y las sensaciones fueron muy buenas», concluía la hermana mayor de la cofradía, Marisé Figueroa.
En Rianxo, pese a que esta procesión lleve celebrándose desde hace menos de diez años, cientos de devotos llenaron la iglesia para celebrar la misa solemne, retransmitida en directo por internet y que continuaría con un paso que, pese a la amenaza de lluvia, completaría todo su recorrido, algo que celebraba el párroco rianxeiro, Marcelino Sánchez: «Cuando cayeron las primeras gotas, ya estábamos entrando a la iglesia, de vuelta. La iglesia estaba a tope, como antes de la pandemia, y aunque el recorrido sea largo, la gente lo respetó y la participación de la banda de tambor de la Irmandade da Paixón de Cristo fue excelente».
También se vistieron de luto los vecinos de Porto do Son para participar en la primera procesión de la Semana Santa. Los fieles llenaron la iglesia, pese a que la misa se celebrara en un día laborable, y el tiempo acompañó para que pudiera salir la Dolorosa en una procesión que finalizaría en la plaza de España, donde se le hizo la tradicional bendición y los devotos le cantaron una canción.
Después del parón
La marcha de este año sería especialmente significativa para la cofradía porque el año pasado no llegaría a salir ya que, como indica el hermano mayor Juan Pérez, se trataba de un «momento de transición». Sin embargo, anteayer pudieron volver a cargan con la imagen, contando con incluso «más portadores que en los últimos años».
El hermano mayor indica además que este año, a diferencia del pasado, se celebra el paso infantil con un gran número de participantes, portando a San Juan por las calles sonenses.
También asumieron penitencia los vecinos de Noia, donde existe una gran devoción, como señaló el párroco José Ortoño, que destacó la afluencia de los fieles tras varios años en los que la pandemia menguó la participación en los actos religiosos. «Hubo muchísima gente, tanto en la iglesia, que estaba abarrotada, como en las calles en la procesión. Se respetó mucho la solemnidad y los costaleros salieron estupendamente, sin nada de lluvia».
En cuanto al resto de actos que se celebrarán a lo largo de la Semana Santa, Ortoño se muestra positivo: «Yo nunca había visto tanta gente, y se espera que el resto de la semana siga de este modo. El domingo pasado fue San Lázaro, y ya fue un pleno total».