Javier Expósito: «Por fin Galicia se ha dado cuenta de los tesoros que guarda el Museo do Gravado de Artes»
BARBANZA
El fundador del centro situado en Ribeira lamenta que la Xunta no reconociera antes una sala de fama internacional
06 nov 2023 . Actualizado a las 17:36 h.Tras llevar más de dos décadas funcionando y reivindicando el reconocimiento que se merece, el Museo de Artes do Gravado á Estampa Dixital acaba de ser distinguido con uno de los Premios da Cultura Galega 2023 que concede la Xunta. Javier Expósito Paradela (Noia, 1948), el impulsor de este centro que atesora obras de artistas tan destacados como Dalí, Picasso, Durero, Rembrandt, Piranesi o Goya, entre otros muchos, no puede ocultar su satisfacción. Él siempre apostó por acercar el arte al mundo rural y ahora, más que nunca, cree que valió la pena.
—¿Qué significa la consecución de este premio?
—Creo que es un premio más que merecido después de 22 años repartiendo arte por Galicia, España y el mundo desde el rural. Se cumple el sueño que yo tenía de que se reconociera la labor del museo y también de Pastor Rodríguez, el director.
—¿Llega tarde este reconocimiento?
—Pienso que el premio debería haber llegado antes, pero no se puede mirar atrás. Es un reconocimiento que me llena de satisfacción. Ya el certamen que organiza el museo, el Atlante, nos situó en el mapa mundial, porque recibimos obras hasta de Tailandia. Y ahora recogemos más frutos por el trabajo realizado. A mí el premio me llega con casi 76 años, pero nunca es tarde.
—De todos los logros alcanzados a lo largo de estas dos décadas, ¿de cuál se siente más orgulloso?
—De haber hecho una apuesta por el mundo rural, de acercar cuando pensaba que la cultura tenía un subdesarrollo en las aldeas y los pueblos pequeños. Ha costado mucho, pero ahora hay una recompensa. Por fin Galicia se ha dado cuenta de los tesoros que guarda el museo de Artes. Siempre me pareció mentira que aquí fuera donde menos se valorara mi colección.
—¿En algún momento se arrepintió de la decisión?
—Nunca. Es cierto que al principio venía muy poca gente para un museo de la envergadura de este, pero yo sabía que era cuestión de tiempo, que llegaría el momento en que la gente se daría cuenta de que la inversión realizada no era por interés, sino para brindarle a los vecinos colecciones artísticas de gran nivel.
—De los últimos proyectos realizados, ¿cuál destacaría?
—Estoy encantado con el taller de grabado. Una de mis mayores ilusiones era que pudiésemos impartir clases en Artes y formar a nuevos artistas. También hace años que tenía en mente la biblioteca de libros ilustrados. Faltan algunos detalles para que sea reconocida, pero es un referente a nivel autonómico y nacional.
—Y seguro que tiene más ideas en la cabeza...
—Eso siempre. Lo importante ahora es seguir creciendo por el mundo. Tenemos en mente llevar a Nueva York, Buenos Aires y París la obra de Colmeiro que fue recuperada por el museo. Además, yo nunca he dejado de comprar obras y libros, pero el problema es la falta de espacio.
—En alguna ocasión habló de su interés por construir un segundo museo, ¿mantiene la idea?
—Es una idea que no está aparcada del todo. Ahora mismo es la biblioteca la que se queda pequeña y estoy intentando conseguir apoyos para trasladarla a un espacio que hay pegado al museo y que fuera independiente. Ese es ahora mi sueño. También sería interesante ampliar el depósito, pues no hay donde guardar más obras.
—¿Aprendió a grabar para sumar a los fondos del museo alguna obra propia?
—No, muchas veces me lo han planteado aquí en el taller, sobre todo Alfonso Costa, pero siempre me he negado. Una cosa es coleccionar y otra es crear, siempre he querido separar esas dos facetas. Además, valoro demasiado a los artistas. Como mucho, le doy vueltas al tórculo para ver cómo funciona. Mi misión con este proyecto es otra distinta, es seguir subiendo peldaños y que el museo tenga cada vez más relevancia.
«Mi deseo desde el principio fue que la colección se quedara aquí para siempre y así será»
No solo la calidad de las obras convierten el Museo do Gravado de Artes en un referente, también la cantidad. El centro atesora más de 45.000 estampas y su biblioteca, unos ocho mil libros. Y Javier Expósito no ha anunciado su intención de dejar de seguir ampliando la colección.
—¿Sigue comprando obras?
—Aún el pasado día 19 participé en una subasta y compré media docena de volúmenes impresionantes. Esto es un vicio y es difícil dejarlo. Me llegan catálogos a casa y no puedo evitar echarles un ojo. Es cierto que ahora mismo estoy más dedicado a la adquisición de libros, pero si sale la oportunidad de comprar algún grabado especial, iré a por él. Seguiré coleccionando mientras pueda.
—¿Ansía especialmente alguna estampa o libro?
—Una colección siempre se puede seguir ampliando y claro que me gustaría sumar obras de grandes pintores e ilustradores. Para un coleccionista, estar satisfecho al cien por cien es casi imposible. Recuerdo que tuve en la mano Los trabajos de Hércules de Alonso Cano y por negociar tarde y mal me quedé sin él. Son cosas que pasan.
—¿Le preocupa el futuro del museo y de su colección?
—No me preocupa. Mis dos hijos mayores ya forman parte del patronato, les gusta lo que su padre ha hecho y lo que ha conseguido. Mientras yo esté aquí y pueda seguir encargándome del museo no sienten la necesidad de implicarse, pero sé que el día de mañana tomarán las riendas, porque es un proyecto que han vivido desde siempre. Sé que mi legado está a salvo.
—¿Se quedará para siempre en Artes?
—Mi deseo desde el principio fue que la colección se quedara aquí para siempre y así será. Yo no voy a cambiar de opinión y estoy seguro de que mis hijos respetarán esta decisión. Ellos saben que las obras no pueden salir de Artes.