Las fiestas de fin de año se petan en Barbanza: «En una hora vendimos 800 entradas»

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Un grupo de amigos de A Pobra acudió estos días a Chicolino a celebrar su cena de Navidad
Un grupo de amigos de A Pobra acudió estos días a Chicolino a celebrar su cena de Navidad cedida

El precio de las localidades para los cotillones oscila entre los 15 y los 80 euros

10 dic 2023 . Actualizado a las 19:16 h.

Una vez que se acaban de tomar las uvas, muchos barbanzanos quieren seguir con la fiesta de fin de año, y una buena alternativa para los que ya superan la treintena y no quieren andar de bar en bar está en los cotillones que organizan varios establecimientos de Barbanza y que se están convirtiendo en un auténtico éxito. De hecho, muchos de ellos ya han colgado el cartel de completo y en otros están a punto de hacerlo, y eso que las entradas pueden llegar a los 80 euros.

Ya en el mes de noviembre el restaurante Baiuca de Ribeira fue uno de los primeros en poner a la venta —por 65 euros— las localidades para asistir a su cotillón, «y en dos días las acabamos. Tenemos una capacidad máxima para 300 personas, y ojalá pudiéramos tener más sitio, porque meteríamos a muchas más», afirma sin dudar Carlos Ayaso. Explica que ellos no sirven cenas esa noche y la dedican toda al cotillón desde la una de la madrugada. «Aunque tenemos los gastos normales en camareros y en materia prima, compensa hacerla», reconoce el ribeirense.

En el caso de Chicolino, no fue hasta hace unos días cuando los clientes pudieron acceder a los tiques para su fiesta de fin de año «y en una hora vendimos las 800 entradas», señala Carlota Fajardo, que reconoce que esta celebración tiene mucho tirón y siempre han completado el aforo. Este año no abrirán ese día el restaurante de la Torre de Xunqueira y concentrarán toda la celebración en las instalaciones de Exipto, en donde los asistentes —que pagaron 80 euros— disfrutarán de música, barra libre, fotocol, actuaciones y varias food truck con pizzas y creps.

 También en Boiro la Abadía de San Enrique ha comenzado estos días a despachar las entradas para su cotillón —a 40 euros—, y van a buen ritmo. Esta será la tercera vez que la organicen, porque la primera fue antes de la pandemia en el propio local, y la segunda tuvo lugar el año pasado en la carpa que tienen dentro de su finca. «Os clientes están respondendo bastante ben e penso que venderemos todo. Hai poucos sitios a onde ir, e a xente non quere andar de bar en bar á chuvia», afirma Jesús Vázquez.

 Empujados por los amigos

En el caso de La Ubi este año se estrena en la organización de una fiesta de fin de año, y mucha culpa de ello la tuvieron «la familia y los clientes, que nos animaron porque querían celebrar algo juntos y no había mucho sitio al que ir», apunta Raquel García. Esta misma semana colgaron el anuncio en las redes sociales y «ya hemos vendido casi cien», calcula.

Otro local boirense que nunca falla en fin de año es A Pousada da Galiza Imaxinaria, que ha vuelto a organizar una celebración, que comenzará pasada la medianoche, y que ya tiene las localidades a la venta a un precio de 15 euros —con dos consumiciones gratuitas—. Suso Santamaría destaca que el ritmo de compra de entradas está yendo bastante bien, teniendo en cuenta que las comenzó a despachar hace unos días.

El hostelero señala que su local tiene una capacidad para unas 400 personas y que siempre suele llenar. Sin embargo, también aprovecha para lamentar que esta moda de los cotillones está trayendo mucha competencia desleal en el sector de la hostelería, puesto que no todos los establecimientos cuentan con la licencia pertinente para organizarlos. «Xente imos a ter todos, pero hai que empezar por cumprir unhas normas e uns filtros para todos», apunta.

En Noia también se han puesto las pilas para recibir el año nuevo con distintos cotillones, como el que se celebrará en Equs, con la actuación de DJ Tinito, o en la discoteca Gymare, que dispondrá de dos pistas de baile animadas por los pinchadiscos Güeto y Rexon. En este local el precio de las entradas puede ser de 18 euros, con derecho a tres consumiciones, o de 25 si se toman cinco.

Donde todavía no tienen claro si harán celebración tras las campanadas es en O Churrasco do Floro, porque aquí sí que servirán primero la cena de fin de año y están a la espera de saber si muchos de sus comensales se quedarán luego al cotillón. «O ano pasado cobramos 50 euros pola barra libre, pero ata a próxima semana non decidiremos si facemos festa ou non», anuncian desde el establecimiento noiés.

Carpas con música de pinchadiscos para los jóvenes

Otra alternativa para recibir el año son las fiestas que se celebrarán en las carpas municipales que se instalarán en distintos municipios y que abrirán sus puertas principalmente para los vecinos más jóvenes. Una de las más concurridas suele ser la que organizan las Juadalupeñas en Rianxo, donde a la una de la madrugada comenzará a sonar la música de la mano de DJ Mata y Kike Varela, a las tres se volverán a escuchar las campanadas, y además habrá alfombra roja, fotocol y gominolas gratis. En Ribeira será Planet Discomobil el encargado de animar la fiesta en la carpa del Malecón, mientras que en A Pobra el guateque se trasladará a la plaza Segundo Durán.

Cerrar locales para celebrar con la pandilla de amigos

Hay pandillas de amigos a los que nos le apetece quedarse en casa después de tomar las uvas, y muchos optan por cerrar locales hosteleros para poder festejar todos juntos la llegada del año nuevo. El bar Plaza de Ribeira es uno de los que ofrece esta opción por segundo año consecutivo, y ya tiene contratada una fiesta privada. «Yo no quería, pero un grupo de clientes habituales me comentó si podía abrir para organizar una fiesta para ellos», explica Antonio Lijó, propietario del establecimiento, al que esa madrugada le tocará trabajar junto con dos camareros. Apunta que no se cobrará entrada, solamente le tienen que decir cuántas personas participarán en la celebración a puerta cerrada y cada uno irá pagando las consumiciones que se tome. «Aunque no me apetezca, realmente compensa, y lo cierto es que no hay muchos sitios a los que poder ir en fin de año. La gente busca alternativas para estar todos juntos, y aquí pueden poner ellos su música y pasárselo bien», resume.