Durante varios días recorriendo Roma, Pisa, Venecia o Florencia
12 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Organizada por las parroquias de Rianxo, Asados, Leiro, Lampón y Postmarcos, que tienen en común al cura «viajero» Marcelino Sánchez Somoza, un séquito de medio centenar de barbanzanos participaron en una peregrinación que les permitió recorrer algunas de las ciudades más interesantes de Italia, en cuyo grupo tienen que estar, obligatoriamente, Roma, Florencia, Venecia, Siena, Pisa, Padua y Lucca. Y como era mucho lo que tenían que ver y visitar en solo ocho días, las jornadas fueron largas e intensas, pero al regresar la satisfacción fue general.
Participaron feligreses de las cinco parroquias, pero también se sumaron personas de otros lugares, desde Boiro, hasta Ribeira e incluso Dodro, ya que se trataba de una gran oportunidad para conocer espacios que muchos solo habían visto en guías de turismo o en medios de comunicación.
Suerte
En Roma, recorrieron la zona antigua, la barroca y la cristiana, sin dejar de visitar el Vaticano, el Coliseo y otras referencias. Aprovecharon la oportunidad de lanzar monedas, de espaldas, a la Fontana de Trevi, para cumplir el rito de pedir buena suerte, aunque esta la habían tenido de antemano encontrando plaza en el viaje, y después, regresando sin incidencias y muy contentos.
En Florencia acudieron a la Catedral de Santa María, mientras que en Venecia, además de recorrer los canales y espectaculares lugares como la plaza de San Marcos, algunos pasearon a bordo de góndolas y también viajaron a las islas de Burano, Murano y Torcello, en las que se encuentran monumentos y palacios dignos de ver.
En Siena, acudieron a la catedral y al baptisterio. Ir a Italia y no acudir a Pisa sería imperdonable, y allá se desplazaron los barbanzanos, para ver de cerca la Torre Inclina, e incluso subir a ella aquellos que no tenían problemas de vértigo. Se puede decir que los peregrinos saltaron e catedral en catedral, ya que estuvieron en todas las que se encontraban en las ciudades de destino, como ocurrió también con Padua y Lucca.
El viaje resultó tan bien que ya está en marcha otro a Estambul, pero que nadie se apure porque las plazas están ocupadas, salvo milagro de multiplicación.