
Desde que nuestros antepasados se bajaron de los árboles hasta nuestros días hemos estado describiendo círculos en base a unos pocos principios motores
07 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Para cualquiera que tenga cierta afición por la historia, está claro que desde que nuestros antepasados se bajaron de los árboles hasta nuestros días hemos estado describiendo círculos en base a unos pocos principios motores. Desde la primera revolución de un pequeño grupo étnico en África a la actualidad, la dimensión de los grandes cambios sociales ha ido creciendo y ahora ya son globales. Con diferentes medios, pero repitiendo esos cánones básicos por lo que cada nueva etapa tiene simetría con alguna anterior.
La que ahora iniciamos tiene su parangón en la etapa más oscura, la Alta Edad Media. El culmen de una época de retroceso desde la caída del Imperio romano. De involución mismo con respecto a Grecia o Egipto. Donde la religión y el poder político laminan cualquier inquietud humanista, cultural o científica. El valor del ser humano se reduce a la mínima expresión de la historia.
El triunfo de Trump, aupado por 77 millones de estadounidenses y diciendo en campaña que haría lo que está haciendo, es desolador. Su propuesta sobre Gaza, planteada encima de los cadáveres de 47.500 personas, es quizás la mayor ignominia desde Auschwitz.
Pero hay más: el poder económico de personajes que pueden influir en la deriva del mundo, el auge del extremismo político, el frívolo coqueteo con los límites medioambientales del planeta o el uso espurio de la tecnología suponen graves limitaciones a la libertad de las personas. El dinero es la religión y los señores feudales, que se retroalimentan con reyes iluminados, ya gobiernan desde sus castillos tecnológicos. ¡Un trillón de luces en el mundo para vivir en la oscuridad!.