CONTENIDO PATROCINADO
OFRECIDO POR 90º ESTUDIO ARQUITECTURA

Ante la dificultad de comprar por la escasez de obra nueva, la rehabilitación sigue tirando del carro, como explica Tatono Gómez del estudio 90º Arquitectura, de A Pobra. «Están a arranxarse moitas casas pequenas de aldea, porque facer unha nova implica un maior custe», afirma. De hecho, los altos costes en la construcción, dice, están frenando también los nuevos proyectos: «É moi complicado e tal e como está a situación, algo novo vai estar por enriba dos 200.000 euros».

Aunque «algún proxecto hai», Gómez apunta que habrá que ver «como se encaixa no mercado a nivel de prezo». Eso sí, lo que indica es que «a xente ten que concienciarse de que entre un 25 e un 30 % dos ingresos familiares van ter que ir á vivenda».

Los trámites

El arquitecto de A Pobra también resalta que los procesos burocráticos son «un lastre enorme á hora de facer obra nova». Señala Gómez que «conseguir a licenza é complicado e iso dificulta o traballo aos promotores». Lamenta que las instituciones públicas parece que «en vez de favorecer, cada vez poñen máis trabas para todo».

Tatono Gómez comenta que su estudio está llevando a cabo una rehabilitación integral en el casco urbano de A Pobra para poner en valor una edificación antigua y crear viviendas. En este sentido, explica que «percibimos un aumento de inversores particulares, xente que ten cartos no banco e non lle dan rendemento e invisten para reformar».

Afirma que «calquera persoa pode vir a xunto nosa e investir. Faise a través da nosa sociedade de inversores de inmobles, que xa se encarga de buscar os edificios. É unha operación na que participan varias persoas e os cartos pasan ao circuíto de rehabilitación de edificios antigos».

El arquitecto técnico Pablo Vidal, que dirige la firma Arqteco, confirma que «lo que más se mueve en Barbanza es la rehabilitación» y que lo que perciben es que «al ser los costes constructivos altos, cuanto menos intentes meter la gente lo agradece».

En este sentido, señala que si es posible solicitan «permisos de obras menores y en 15 días ya puedes empezar. Las reformas grandes como obra mayor, ya requieren una licencia que hay que pagar y hablamos de plazos de un año». En muchas ocasiones deben tratar con varias Administraciones y «pierdes días sin producir, solo haciendo llamadas. Hay que dar un montón de vueltas y eso no se les cobra a los clientes».

Comenta Vidal que sí que existe interés en construir viviendas unifamiliares, pero «hacemos los proyectos, luego las licencias tardan de siete meses para arriba y después no encuentras constructores. Y cuando llegan los precios, la gente se echa un poco para atrás. Así, una casa que podría estar lista en unos dos años se alarga a seis o siete y se va haciendo poco a poco».