El «feisbu»

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

Usuarios de las redes sociales delante de un logo de Facebook
Usuarios de las redes sociales delante de un logo de Facebook Dado Ruvic | REUTERS

Los millennial y los boomer, a golpe de subir fotos de comidas y compartir cadenas de buena suerte, nos hemos cargado Facebook

10 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Parece ser que el Facebook lleva años sin molar, que es un poco lo que me pasa a mí. El Facebook ha pasado de ser donde existías entre conciertos y viajes al lugar donde tu madre te etiqueta en la foto de la primera comunión. Y, claro, los jóvenes se buscan otras plataformas como Tik Tok o Snapchat, más visuales, más adictivas. Más modernas, esa palabra horrible.

Los millennial y los boomer, a golpe de subir fotos de comidas y compartir cadenas de buena suerte, nos hemos cargado Facebook. Y España, pero ese es otro cantar. Yo ya viví la muerte de Tuenti y soy demasiado vago para las migraciones cibernéticas. No entiendo Instagram, ¿Facebook? El tabaco es para Terito y para los viejos. La vida me duele.

Camino por el campus sur mientras mi existencia se reduce a compadecer a los jóvenes. Cuando los observo me invade cierta tristeza. Tanta vitalidad desperdiciándose en la obsesión por molar, por encajar, por elegir un tatuaje. Ojalá no me resultara tan desgarrador verlos perseguir la modernidad. Cuando uno de ellos se autoproclama bro es como si anunciara que en una década va a estrellarse desde lo más alto.

Más allá de los tweets y los threads y los challenges existe un universo entero: la vida adulta. Uno no madura de verdad hasta que se desengancha de la idea de ser moderno, que no es otra cosa que deleitarse en sus propios dramas. Y mientras, ahí sigue Facebook, como el pueblo fantasma de los que molaron. El Valverde debajo de las dunas donde resuenan los ecos de las publicaciones que ya nadie lee. El último acto revolucionario es no cerrar sesión.